La calle es como una pasarela, donde los cuerpos se mueven como si se tratara de un desfile de moda. Texto: Aura Rivero. Collage: Victory Abi, Esbaratao.- Muchas veces, sin darnos cuenta, escogemos la ropa de acuerdo al lugar y no en función de lo que realmente nos gusta. De algún modo, los espacios públicos imponen su propio código de vestimenta. Incluso cuando este no está escrito de forma literal, estos influyen en nuestra forma de vestir. La manera en la que nos vestimos para ir al trabajo no suele ser la misma que para ir a un día de compras al supermercado, o tal vez a una salida con amigos. Cada uno de los lugares que transitamos diariamente se convierte, sin quererlo, en un escenario donde mostramos nuestra vestimenta, la cual muchas veces está condicionada por diversas razones. A veces, terminamos dejando de lado lo que realmente nos gusta ponernos. Por ejemplo, no me gusta usar tacones, pero en la oficina debo hacerlo para lucir más elegante. No me siento cómoda en el unifo...