EL ASIENTO OMNIPRESENTE




Es un diseño anónimo que se encuentra en todo el mundo. Económico, ligero, portátil, a prueba de agua, apilable y fácil de limpiar. Se trata del asiento que el consumidor venezolano llama “silla Manaplas”, debido a la asociación con su fabricante local, pero que es identificada fuera de nuestras fronteras como “Monobloc Plastic Chair”.

Desde finales de los años noventa el arquitecto Enrique Fernández-Shaw se ha dado a la extraña tarea de registrar fotográficamente esta silla de plástico común a lo largo y ancho de nuestro país. La labor que comenzó como un trabajo de maestría, ha arrojado como resultado cientos de imágenes digitales y reflexiones que alimentan el curso “Mobiliario en Venezuela: Caso de estudio”, que dicta en la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la UCV.

Foto: Enrique Fernández-Shaw
“Esta silla está donde uno menos se lo espera”, asegura el investigador. Se encuentra en estacionamientos, garitas, iglesias, fiestas, y hasta en el entorno rural, muchas veces como una aparición. Es ampliamente colocada a la intemperie, en terrazas, jardines o balcones, porque como es barata, es fácil de sustituir.

Es una pieza que no se suele valorar, por eso es normal que la gente la deje abandonada en espacios abiertos, debido a que no se la van a robar. En los pueblos ha sustituido a la silla de esterilla que se coloca fuera de la casa a final de la tarde.

Para Fernández-Shaw esta silla cumple su función, aunque tenga deficiencias estructurales y las personas no le presten mucha atención. Se ha convertido en una tipología global, es decir en una pieza que sin ser reproducida igual, gira siempre en torno a la misma idea básica de diseño.

Este fenómeno ha suscitado interés en diferentes puntos del planeta. En internet se hallan proyectos como FuntionalFate.org, que también escarban en este tema.

Estirpe de plástico
Monobloc Plastic es una silla manufacturada en una pieza de polipropileno, resina termoplástica que se obtiene de la refinación del petróleo.
La primera silla hecha totalmente en plástico fue diseñada por el italiano Joe Colombo, pero se estructuraba en cinco piezas. En 1967 se produjeron los primeros asientos “monobloque”, uno concebido por Vico Magistretti en fibra de vidrio reforzada con poliéster, y la Panton Chair desarrollada por Vitra.

Foto: Enrique Fernández-Shaw.
 Sin embargo, la producción en masa a bajo costo se remonta a principios de los años ochenta con el modelo común que se ha extendido por el mundo.
La editora de www.designboom.com, Birgit Lohmann especula que probablemente fueron los grupos Allibert (Francia) y US Grossfillex (Estados Unidos) los que iniciaran la fabricación y distribución de este producto.

En Venezuela la masificación de la silla ha corrido por cuenta de la empresa Manaplas, en cuyo catálogo se presentan tres modelos básicos: butaca, sillón y silla (sin apoyabrazos).

El modelo original sólo venía en blanco. En la actualidad los fabricantes exhiben diversos colores y hasta texturas que imitan otros materiales, como la madera o el metal. También se producen pequeñas, para los niños.

Si se fija bien, las Monobloc Plastic Chair poseen diferencias en el espaldar, ángulos de las patas y forma de los apoyabrazos (si los tiene), porque cada fabricante coloca su sello particular en esas variaciones sobre el mismo tema.

Publicado en el suplemento Espacios de El Nacional. Caracas, 31 de octubre de 2010.