“Cuando salí del bachillerato quería estudiar Artes, pero no habían muchas opciones en Caracas a principios de los años ochenta. Entonces decidí estudiar diseño gráfico en el Instituto Neumann, pero desafortunadamente fui a preguntar un día después del cierre de las inscripciones”, relata Ivoly Noguera, quien prosigue: “Cuando fui a la Neumann estaban entregando en la entrada unos volantes que promovían una nueva escuela de diseño”.
Portada de libro ilustrado por Noguera para Editorial Tondona. |
Ivoly Noguera se refiere al Instituto de Diseño Caracas (IDC), el cual abrió en 1983. Fue alumna fundadora y testigo excepcional de los inicios y desarrollo de ese centro de enseñanza: “Cuando las escuelas están comenzando son muy sabrosas, porque las mueve mucha fuerza”, asegura. Recueda que un grupo de apenas 10 alumnos veían clases en el comedor de una casa, pero pese a esa situación no se arrepintieron. Ella formó parte de la primera promoción que combinaba diseño gráfico e ilustración, en 1986.
La decisión de estudiar diseño en una escuela desconocida en Venezuela formó parte de esas decisiones propias de su personalidad rebelde, que ella define: “un poco punk, el mohicano lo llevo por dentro”. Esta afirmación surge porque su papá, criador de caballos de carreras, tenía las posibilidades económicas para mandarla al extranjero, tal y como ocurrió con sus dos hermanas mayores. “Mi papá quería que ingresara a la Academia de Artes de París”.
Desde los 8 años de edad estudió dibujo y pintura, “gracias a que mi mamá fue muy sabia. La experiencia de aprender técnicas de pintura desde pequeña fue muy enriquecedor y posteriormente me sirvió para la carrera”.
Alma docente, ilustradora arrojada
Tan pronto como recibió su diploma, comenzó a dictar clases de Color en el IDC. También fue profesora en el Instituto Neumann y en la Villasmil de León. Más adelante su recorrido como docente la llevaron a la Universidad José María Vargas y al Centro de Diseño Digital, donde actualmente trabaja. “Para mí dar clases es como respirar, es muy cómodo, no me desgasta, incluso me ha permitido la reconciliación conmigo misma. Suelo ser muy informal con los estudiantes”.
En paralelo a la actividad profesoral, Noguera inició labores free-lance en el área editorial, como ilustradora y diagramadora con Santillana, Excelencia, Tondona y Alfaguara. En muchas ocasiones hizo equipo de trabajo con sus ex alumnos, entre los que han sobresalido unos cuantos como ilustradores, afirma con orgullo.
Los primos conocen a Renoir. Editorial Alfaguara |
En 1994, Ivoly Noguera se fue por un año a la Escola Massana de Barcelona, España. Desde allá continuó trabajando para el Grupo Santillana Venezuela: “Era divertido, porque enviaba los bocetos por fax, revisaban y aprobaban, por esa misma vía mandaban las correcciones, y luego por valija iban los artes finales. Santillana fue para mí todo un mundo, allí realicé muchas ilustraciones psicodélicas, porque ese estilo está conectado conmigo”.”.
Además de dedicarse al público infantil, Ivoly Noguera ha ilustrado libros de poesía y literatura para Santillana. También diagramó algunos números de la revista Puntal para la Fundación Polar y de la revista Veintiuno para la Fundación Biggott, así como una revista de corte erótico en el año 2002 –una empresa inusual en el mercado venezolano-, llamada Púrpura. Para ésta desarrolló una historieta a la que bautizó como, “Electrobicha y Dinaputa, que vienen de Electrowoman y Dinagirl. En el guión plasmaba cómo sería Caracas en el futuro si los sueños de los arquitectos se cumplieran”.
El camino andado en el campo de las publicaciones le permite recomendar: “A través de la lectura se aprende cómo es una mancha tipográfica bien hecha”. A estas aseveraciones añade: El diseño debe llevar todo un recorrido, no sale de la nada”.
Caraqueña-Caraqueña
Ivoly Noguera se siente absolutamente caraqueña. Ama su ciudad, la conoce, la recorre incluso a pie, pese a la hostilidad de esta urbe con los peatones. Su red social incluye a numerosos diseñadores, artistas plásticos, arquitectos, fotógrafos, escritores y músicos locales.
Con sus amistades acometió proyectos que formaron parte de la intensa movida cultural caraqueña de las décadas de los 80 y 90, la cual ha sido mancillada por la inseguridad, la polarización política y el deterioro físico de la ciudad durante los últimos 10 años: “El primer portafolio de mi vida fue para Angel Sánchez, yo apenas tenía 18 años. También he hecho cosas con Antonio Quintero, quien me pidió ilustraciones cuando era director de arte de la revista Estilo. Diseñé invitaciones para los desfiles de Armando Piquer, como uno que se montó en la azotea del Ateneo de Caracas. Ese proyecto fue hecho con collages formados por fotocopias”. Y sobre esta técnica, una de sus favoritas, señala: “Me encantan los collages, por las texturas que se generan. Debo decir que desde hace 15 años trabajo con los mismos bancos de imágenes que he juntado a lo largo de mi carrera, los recombino, reciclando siempre mi propio material, mis originales, incluso. Sin embargo, he reducido mis archivos porque los he estado pasando a digital. Actualmente soy la reina del escaneo. Mis archivos son el aspecto ordenado de mi vida, porque el diseño la ha estructurado”.
El Avila como telón de fondo del proyecto Central Dadá. |
A pesar de las transformaciones de Caracas, Noguera continúa efectuando proyectos inspirados en ella. Su más reciente propuesta, Central Dadá, fue concebida en el 2002 a raíz de haber diseñado el estampado de las telas para un desfile del reconocido modisto venezolano Oscar Carvallo. “Después de esa experiencia, he mantenido Central Dadá, para la que desarrollo muchas ideas sin complicación, como si fuesen un ‘ready made’. Generalmente diseño ‘prints’ para diferentes formatos, como telas, cerámicas, etc.. Con las telas he hecho ropa y otras piezas. Para la promoción hago toda la producción de la imagen, donde las modelos son amigas, porque pienso que mis creaciones deben ser para gente real”.
Gracias a Central Dadá, muchas personas consideran que Ivoly Noguera es artista, sin embargo ella admite que “insisto en decir siempre que soy diseñadora”.
Su relación con Caracas es omnipresente en Central Dadá: “La cultura pop caraqueña es diversa. Caminando la ciudad he descubierto muchas imágenes que llevo a mis ‘prints’. En general recomiendo a mis alumnos que descubran dónde están viviendo, porque si no conoces tu ciudad, como diseñador ¿qué identidad tienes?”.