Hace tres semanas atrás enviamos un cuestionario a 13 tiendas de diseño
de Caracas, Mérida, Punto Fijo y Maracaibo. Nos contestaron tres: Curucuteando,
Tonnos y Krearte. El tema, pulsar la situación del diseño nacional que comercializan.
Si bien mi interés de
investigación ha sido el diseño industrial y el gráfico, hay una realidad que
no he podido eludir durante los últimos cinco años: la aparición de marcas de
diseño venezolano centradas en el vestuario y los accesorios que se están
comercializando en un creciente número de tiendas y bazares de diseño.
Las tiendas Tonnos son de las
pioneras en esta movida. La primera abrió en el año 2006 y en la actualidad hay
cuatro, todas en Caracas. Relata su fundadora, Bernardita Rakos, que “Desde que
abrimos la primera tienda integramos el diseño venezolano en las mismas, podría
decirse que la mayoría de esos diseñadores siguen trabajando hoy en día con
nosotros, con marcas sólidas y vanguardistas, que siguen evolucionando y son
algunas de las más destacadas hoy en día. Además, como todos pueden percibir
fácilmente, el diseño en Venezuela ha ido creciendo mucho en los últimos años,
encontrando cada vez más cabida e interés en el mercado nacional”.
Para Elizabeth Delgado, del
Colectivo Krearte, que ya cuenta con dos locales en nuestra capital, el diseño ha
logrado crecer poco a poco como movimiento gracias a la tenacidad de los
creadores y el apoyo de los medios de comunicación. “Lo que más ha influenciado el crecimiento de toda esta muestra es la
situación económica y educativa que vivimos actualmente, que ha impulsado la
necesidad y la búsqueda de propuestas internas que nos refresquen y nos den la
posibilidad de crecer dentro de un ambiente con obstáculos, pero que a la vez, colabora
en el destape creativo”.
Ana Patricia M., desde la tienda Curucuteando
en el estado Falcón, nos brinda una óptima complementaria, muy interesante
sobre este fenómeno, señalando que “en la parte económica éste es un
negocio de fácil acceso, si lo comparamos con una tienda que compra sus
productos en el exterior, que se encuentra obligada a importar y tiene trabas
en cuanto a aranceles tributarios, permisología, adquisición de divisas. Si
comparamos las dos opciones, el poder adquirir tus productos en tu país y
cancelar en bolívares ofrece cierta ventaja al respecto”. Este punto de vista
es interesante, y de cierta forma asemeja la situación actual con la de la
Venezuela inmediata al “viernes negro”, cuando el diseño nacional creció
gracias a las dificultades para importar.
La receptividad del
consumidor
Considera la dueña de
Curucuteando que la receptividad del público a este tipo de tiendas es
variada, “porque muchas personas creen que por el hecho de ser productos fabricados
en el país o por tratarse de diseñadores emergentes no tienen valor, como también
hay casos de personas que entienden que al tratarse de piezas únicas y hechas a
mano las piezas tienen valor y le dan el respeto que merecen. Hay quienes se
asombran cuando les dices que todos los productos de la tienda son hechos en
Venezuela”.
Definitivamente el
fuerte de las tiendas de diseño está en el vestuario y los accesorios. También
incluyen algo de artes plásticas convencionales, y en menor grado objetos
decorativos, mobiliario e impresos.
Las tres
emprendedoras consultadas coinciden en decir que la principal fortaleza del
diseño venezolano es la originalidad que exhiben al realizar piezas únicas,
pese a las dificultades que pone la estructura productiva de un país como el
nuestro.
Elizabeth Delgado puntualiza
que la fortaleza del diseño nacional “es la forma como
reinventan un producto que inicia desde la misma materia prima”.
Y en Twitter, vía @agendadediseno,
el ranking de las 5 mejores marcas venezolanas de diseño, las debilidades del
diseño nacional y cuáles son los requisitos para entrar en una tienda de diseño
en nuestro país.