Caricatura publicada este año en Ultimas Noticias |
Hace unas semanas atrás mencioné la importancia del rol crítico y cuestionador de los humoristas gráficos en el país. En estos días, revisando los testimonios para mi tesis de maestría, volví a recordar que está pendiente revisar la historia y los aportes del diseño gráfico en la industria publicitaria venezolana… Menciono ambos temas porque los vinculo con Carlos Fonseca, quien falleció recientemente. Nos dejó el 15 de marzo.
Fonseca resaltó como humorista gráfico a través de las caricaturas publicadas durante años en el diario Ultimas Noticias, pero también desarrolló una trayectoria destacada como director creativo en la agencia Leo Burnett, de la que estaba jubilado desde hace tiempo.
Conocí a Fonseca en una oportunidad que visitó el Centro de Diseño Digital, y ofreció dictar una charla para nuestros estudiantes. Como he organizado durante años los “Encuentros en el Cdd”, me correspondió ponerme de acuerdo con él para esta actividad que se realizó en dos oportunidades. La primera, en el 2009 y la segunda, en el 2012.
Imposible olvidar esos Encuentros, porque en ambos ocurrió un fenómeno particular entre los chamos. La costumbre de los invitados es llevar láminas de apoyo, y según el tema, atraen mayor o menor cantidad de público. El señor Carlos Fonseca fue la excepción, porque llegó las dos veces con tan sólo un inmenso portafolio desvencijado de tanto trajín.
Los muchachos se asustaron un poco al ver a aquel señor mayor flaco y alto, trigueño, pero con el cabello totalmente encanecido, entrar pausadamente. Se sentaba e iniciaba la conversación con voz suave.
Pero la inquietud se desvanecía rápidamente, porque su charla era tan amena y motivadora, que en ambas ocasiones hubo chicos que se escabullían disimuladamente del salón y llegaban con más compañeros para que escucharan lo que decía “el viejito invitado”. Al final, el salón quedaba atestado con una audiencia absorta que no quería despegarse de su asiento.
Fonseca sin videobeam, abría el portafolio y comenzaba a sacar ilustraciones y artes finales elaborados en creyón, marcadores y acuarelas, todo elaborado cien por ciento a mano. Las iba pasando para que los estudiantes palparan y vieran el oficio.
Con el cariño de un abuelo que le relata un cuento a sus nietos, hablaba de su biografía de joven venezolano de origen humilde, que tras ganar un concurso de dibujo ganó un viaje para los Estados Unidos. Allá tuvo la oportunidad de ir a la agencia de publicidad Leo Burnett, donde comenzó a trabajar como aprendiz. Allá estudió becado y aprendió muchísimo de ilustración y diseño publicitario.
Al tiempo lo trasladaron a la sede de Leo Burnett en Venezuela, donde terminó desarrollándose profesionalmente en el más amplio sentido.
En ambas ocasiones me pareció increíble el encanto de Fonseca, y cómo mis estudiantes, tan acostumbrados a imágenes y videos “brutales”, quedaban hechizados por sus palabras que reiteraban el valor del agradecimiento y la importancia de trabajar para cumplir los sueños.
Ese fue el aprendizaje que guardo de Fonseca, a quien deseo rendir un sencillo homenaje con esta breve anécdota.