PRODISEÑO EN SUS 25 AÑOS, EL DISEÑO COMO PRODUCTO INTELECTUAL

El viernes 9 de diciembre asistí a la celebración de los 25 años de Prodiseño que enmarcó la graduación de 7 nuevos comunicadores visuales. El escenario fue la Quinta de Anauco, donde al son de música de la corte portuguesa del siglo XVI hubo palabras reflexivas, históricas y de esperanza. Tomo prestadas algunas del acto, así como de entrevistas que realicé con anterioridad (no publicadas, por cierto) y de catálogos producidos por esta institución referencial.


Nacimiento

Siempre me pareció llamativo e inédito el nacimiento de Prodiseño. En el 2006 me inscribí en un taller de la Fundación Polar con la intención de escribir sobre el Instituto de Diseño Neumann (IDD) y en el camino, tras realizar varias entrevistas, caí en cuenta que las historias de la Neumann y de Prodiseño se imbrican entre 1989 y 1991.

Es notable la coincidencia que Prodiseño esté festejando la misma cantidad de años que cumplía el IDD cuando comenzó su decadencia en el contexto de un país cuya ilusión de armonía comenzaba a desvanecer. Sin embargo la diferencia radica en que Prodiseño está más vivo que nunca, proponiendo y formulando interrogantes que apuntan hacia la renovación de la educación del diseño en Venezuela.

Jaime Cruz es el director actual. Lo precedieron
Felipe Márquez, 
Aquiles Estè, Carlos Calderòn
e Ignacio Urbina.
Prodiseño fue creado oficialmente en 1991 como una asociación que reunía a docentes y estudiantes que se retiraron del IDD después de que sus reclamos sobre la calidad educativa y la pertinencia de cambios en la enseñanza fueran desestimadas. Sus peticiones se hicieron públicas en las manifestaciones de calle que cubrieron los medios de la época y también en un manifiesto publicado el domingo 21 de enero de 1990, que fue firmado por alrededor de treinta notables profesionales creativos, donde señalaban que “La deficiente formación académica de los estudiantes del Instituto de Diseño, producto de un pensum de estudios incoherente y  mal estructurado, y ante la incapacidad de la junta directiva de la Fundación para el Desarrollo del diseño de aportar solución alguna ante la grave situación, nos lleva a plantearnos la necesidad de buscar alternativas concretas a favor de nuestra formación profesional”.

Para entender mejor esos hechos me permito extraer una cita de la entrevista que hice a Jacinto Salcedo en el 2006: “Sabes qué pasaba, que a veces comenzabas clases y no había profesor, y te pasabas mes y medio sin profesor. Cuando arrancaba, no daba el programa, sino lo que improvisaba en el momento. Entonces uno se sentía un poco a la deriva (…). Además, el año 1989 fue un año de crisis para Venezuela porque fue el año del Caracazo”. 

Salcedo relató que las protestas en calle arrancaron a principios de enero de 1990 y al poco tiempo la respuesta oficial del IDD fue “si no les gusta esto, váyanse”. Entonces, más del 70% de la comunidad profesoral y estudiantil respondieron con un “bueno, nos vamos”.  

Durante las primeras semanas el grupo se reunió para ver clases en los alrededores del Museo de Bellas Artes, luego pasaron unos meses en un galpón prestado por el padre de un alumno en Los Rosales. “Estando allí se creó la Asociación Civil sin fines de lucro Prodiseño, lo más paradójico es que lo   fundan mitad profesores y mitad estudiantes, inclusive los estudiantes pasaron a ser parte de la directiva del instituto, lo cual es una locura”, contó Jacinto Salcedo, quien agregó: “De todas estas gestiones queda Felipe Márquez como director y es cuando se consigue la casa en la Alta Florida y se busca un nombre, Prodiseño, sugerido por Miguel Arroyo. Nació con 90 alumnos y cuatro niveles, no podía arrancar desde cero, porque había gente en el 4to semestre. Hubo mucha fe en el proyecto y voluntarismo, tanto de los profesores que daban clases sin cobrar hasta que esto se estabilizara”.

"La mosca es la imagen de la escuela: hay que estar mosca"
Este curioso inicio, a mi parecer, origina una de las principales características de la cultura institucional de Prodiseño, el ser como un clan familiar.


La intelectualidad del diseño

Otra particularidad de esta Escuela es su concepción intelectual del diseño,  pues no se ciñen al oficio, ni se detienen en los tecnicismos, sino que suelen ir hacia la creación del mensaje visual como producto del pensamiento reflexivo y/o crítico. Y no es de extrañar, al revisar quiénes han estado entre los más de 200 profesionales que han ejercido la docencia.
Catálogo de exposición "Ramplug".

Las actividades formativas de Prodiseño han ido mucho más allá de sus aulas, porque han generado eventos de impacto cultural, siempre con base investigativa.

Por ejemplo, en 1995 exhibieron en la Sala Mendoza “Ramplug”, y participaron activamente en varias curadurías del Centro de Arte La Estancia, como la de “DGV 70-80-90” o “Venezuela Incorporada” en 1998, que “partió de la investigación formal y conceptual de 40 profesores y 100 estudiantes de la escuela Prodiseño, quienes se abocaron a la tarea de generar propuestas para el rediseño de algunos elemento de la identidad visual del país”.   

Ese proyecto que incluía el rediseño de los billetes venezolanos obtuvo un reconocimiento de la revista ID, (International Design magazine). Más adelante la misma revista otorgó mención de honor a los afiches que fueron expuestos en el Museo de Ciencias. Esos dos proyectos se desarrollaron en los talleres dirigidos por Jaime Cruz, el director actual de la institución.

Catálogo "Venezuela incorporada".
En 2005 la escuela promovió junto a la ULA el 1er Encuentro de Historia y Estudios del Diseño, que propuso varios ejes temáticos en las áreas de diseño gráfico, diseño industrial, diseño integral y diseño de indumentaria, y su iniciativa más reciente ha sido el Diplomado “Diseño e Innovación Social”,  organizado en conjunto con la UCAB.

El diplomado es cónsono con el perfil que define Gabriela Fontanillas como “promotor, educador, agitador y movilizador cultural” siempre produciendo proyectos innovadores y de gran ambición, siempre cuestionador, como también explica Jaime Cruz:

“Yo rescato de Prodiseño que se está haciendo nuevas preguntas, las discutimos con los profesores y los alumnos, nos enfrentamos a estas preguntas, ¿dónde está el diseño? ¿sirve? Con esta estructura hagamos diseño para la gente, hagamos diseño contextualizado o sea, donde la forma, la función, las preguntas estéticas y estilísticas estén contextualizadas y centradas no en el usuario, sino en la gente. Usuario es una palabra muy de nivel de computadoras que la hemos heredado sin discutirla, tenemos muchos automatismos que debemos revisar, y está la palabra usuario que es del mundo de las computadoras. Tenemos que hablar de la gente, de diseño centrado en los humanos. Yo defendería que en Prodiseño esa consciencia está clara, que hay que repensar la escuela, la estructura, que es un proceso más lento, pero lo haremos. Me parece que la experiencia del Diplomado de diseño e innovación social que hacemos Prodiseño-Ucab, es un espacio de innovación en la educación del diseño donde estas preguntas se están haciendo”.

25 años cumplidos, la primera cohorte graduada en 1993, al menos 1000 jóvenes formados como comunicadores visuales y aportes palpables a la cultura del diseño del país, es parte del saldo positivo de Prodiseño, que según Gabriela Fontanillas “aún tiene muchos retos por delante porque todo está por hacerse en nuestra realidad llena de carencias”.