Que el común de las personas confundan qué es arte y qué es diseño en nuestro país es más regla que excepción, y creo que el hecho de que muchos diseñadores terminen siendo artistas o que lleven “doble vida”, más el tipo de formación con énfasis en lo estético, contribuye a esta particularidad sobre la que quiero hacer una breve reflexión antes de mencionar el trabajo de Iván Salgrero.
La fuerte inclinación artística de los diseñadores venezolanos es una situación sui generis, que de alguna manera encuentra su germen en dos elementos históricos, a mi juicio: la conformación del oficio en sí, ya que fueron los artistas plásticos quienes crearon marcas, avisos publicitarios y diagramaron publicaciones antes de que llegaran los “pioneros oficiales del diseño gráfico venezolano”, por un lado, y por otro, que el primer modelo educativo para diseñadores, el del Instituto de Diseño Neumann, siguió la ruta bauhasiana con una fuerte carga artística en sus inicios.Este fenómeno fue explorado en la tesis de grado de Leyla Dunia para la Escuela de Artes de la UCV en el 2012: La relación arte-diseño a través del Instituto de Diseño Fundación Neumann-Ince 1964-1995, donde señala en las conclusiones que el IDD “a través de condiciones específicas y un cuerpo docente sólido estimuló el desarrollo de la creatividad artística permitiendo que al menos un promedio de dos alumnos de cada promoción se dedicaran al arte, contando entre sus egresados personalidades que se han dedicado a la pintura, escultura, arte del vidrio, cerámica, cine, fotografía, ilustración y curaduría”.
Ya de la primera promoción del IDD emergieron como artistas Rolando Dorrego, Teresa Casanova y José Antonio Quintero. De ahí en adelante se han sumado muchos nombres más, algunos de ellos entrevistados por Dunia para su investigación que en parte fue grabada en este video: https://youtu.be/k0HtvBej_fo
Al diversificarse las escuelas de diseño en los años ochenta, pese a la aplicación del modelo formativo del Politécnico de Milán esta situación se ha mantenido, continuando la tendencia del diseñador-artista / artista-diseñador, pero con prácticas creativas diferenciadas. Un caso cercano que deseo comentar es el de mi amigo Iván Salgrero Curiel.
Artista de vocación, diseñador de profesión
Iván Salgrero egresó con honores en la primera promoción de diseñadores industriales del Instituto de Diseño Caracas (IDC) a mediados de los años ochenta. No obstante, él se concibe como artista desde la infancia.Prototipo |
Y valió la pena,
porque Iván sobresalió enseguida en las clases de dibujo y modelado, al punto
que a partir del tercer semestre, cuando decidió irse por la mención “diseño
industrial”, el IDC lo becó hasta culminar la carrera.
Letrero corpóreo |
Tan pronto como
se graduó lo captaron como profesor de la materia Dibujo Libre, lo que dio pie
para que desarrollara la trayectoria docente por más de veinte años dictando, diferentes asignaturas en el IDC; en el Instituto de Diseño de Valencia y posteriormente
en el Centro de Diseño Digital, donde lo conocí.
Si bien Iván se
ha dedicado en paralelo a la pintura -con gran inclinación hacia el óleo-, en su senda profesional ha ejercido el
diseño tridimensional, aclara, desarrollando prototipos y productos muy
puntuales elaborados de forma semiartesanal o artesanal, como el
envase de lubricantes PDV, los premios para ExpoTattoo o letreros para
restaurantes como Kabuki o Shawarma Factory, entre tantos. Cada proyecto de diseño le deja conocimientos a nivel de investigación, más el profundo conocimiento de los materiales y distintas técnicas productivas, tanto industriales como artísticas que le han brindado fortalezas a la hora de la ejecución de un encargo.
Una fusión de arte y diseño
El más reciente trabajo de Iván Salgrero fusiona lo funcional con lo estético integrado a la arquitectura. Se trata de una reja de de 12.20m de largo por 2.20m de alto, que funge como entrada principal de una residencia particular ubicada en el este caraqueño.Se trata de una pieza muy especial, porque en base a la repetición y superposición de elementos verticales en hierro, Salgrero ha logrado representar el cerro El Avila con un toque constructivista.
Con esta obra se
inicia una nueva etapa en la trayectoria de Iván Salgrero Curiel, en la que
integra lo pictórico figurativo con lo tridimensional y abstracto. El valor
agregado de la pieza lo aporta el mecanismo que permite que la misma abra y
cierre con fluidez, solución que evidencia la formación del creativo como
diseñador industrial, así como la solución ideada como pestillo, totalmente
camuflajeado por seguridad y la iluminación artificial que resalta los relieves
y las depresiones hasta en la noche.
De esta manera
Iván Salgrero llega a un mensaje híbrido, que fusiona lo pictórico y lo
tridimensional, así como el arte y el diseño. Un estado que evidencia su
madurez creativa.De esta manera Salgrero destaca entre la interesantísima lista de artistas venezolanos con formación en diseño que desarrollan su propio lenguaje y se mueven a gusto entre galerías, museos y ferias de arte en el mundo.
Facebook: Iván Salgrero SÓLO ARTE
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