LA DUPLA QUE INTEGRA LA ARQUITECTURA Y EL DISEÑO

La más reciente experimentación: Togetic, en terrazzo. Pieza por Ricardo Mello para Díada

Antón Ceballos e Iván Guzmán se asociaron y desde ese momento se han declarado en estado de inquietud creativa permanente. Su formación original es en arquitectura, pero su interés se ha desplazado también hacia el diseño de objetos y experiencias.      


Díada es un término sociológico que se refiere a “pareja formada por dos seres o principios muy estrechamente vinculados entre sí”. Nombre definitivamente sonoro y apropiado para la unión profesional de Antón Ceballos e Iván Guzmán, arquitectos egresados de la UCV que se están dedicando al diseño de productos y de experiencias.

Se conocieron en la facultad e hicieron equipo como voluntarios en el área de producción para el Pabellón celebratorio de la conferencia de fabricación digital mundial en el Instituto de Arquitectura Avanzada de Cataluña en el 2014, donde se dieron cuenta de que podían gestionar un proyecto exitosamente. Antón ya se había graduado en aquel momento.

De regreso a Venezuela, cada uno tomó su rumbo, pero luego coincidieron en el diseño de interiores, especialmente para cocinas. En este campo notaron la prevalencia de materiales y elementos importados que encarecen los costos, situación que los motivó a proyectar y producir esos elementos ellos mismos. Con esa finalidad nació Díada.

Antón reconoce que uno de sus principales intereses es “acercarnos a los objetos como problema espacial”. Iván complementa la idea señalando que para ellos es vital “resolver las funciones específicas, respetando los valores estéticos”, y de esa manera tienden el puente entre la arquitectura y el diseño de productos a través de la investigación, el diseño y la experimentación con las propiedades de los materiales para lograr productos tangibles que las personas puedan llevar y utilizar a su manera.

Pasaron tiempo entre el 2014 y 2015 diseñando, probando y preguntándose cómo le darían salida a sus creaciones hasta que definieron los objetos de su primera colección: Fugaz, dedicada al público de jóvenes estudiantes universitarios o recién graduados que alquilan su primera vivienda. Los productos Fugaz son compactos, multifuncionales, resistentes, fáciles de transportar y de instalar, pero sobre todo es importante indicar que son producidos enteramente en Venezuela con una visión de optimizar el material y los procesos tanto en el taller de Díada como en el de sus aliados como Smith Falchetti o Ricardo Mello. Antón e Iván han insistido en que los costos sean competitivos.

Les presento uno a uno, el primer catálogo de productos Díada, todos diferentes en volúmenes, tamaños, pesos, materiales y uso.





Foto: Marvin Vargas

Pisapapel (PSPPL)

Orgánico es la primera palabra que se asoma a los labios al describir esta pequeña pieza rugosa en forma de semilla-piedra. Explica Iván que pensaron en la ergonomía para que fuese cómodo de agarrar y de poner sobre cualquier superficie. Los diseñadores se empeñaron en lograr una textura de apariencia de cáscara para dar énfasis a la metáfora natural en este pisapapel que también puede ser empleado como perchero.

La matriz fue obtenida con impresión 3D, tecnología va le aportó al PSPPL una segunda textura que se suma a la “superficie natural” creada adrede. El reto ha sido lograr un encofrado flexible que les permitiera sacar fácilmente la pieza sin deformarse.





Foto: Diego González

Perchero (PRCHR)

Varilla de un metro veinte de altura inserta en una base vaciada en concreto que pesa entre 8 y 12 kilos, este objeto surgió de la colaboración con el arquitecto y artista Ricardo Mello, quien lleva tiempo trabajando su obra en cemento.

Comentan Antón e Iván, que lo interesante del perchero es que la cabilla no queda fija, sino que se arquea o se mueve según el peso que se le cuelgue, por lo que interactúa con el usuario.




Foto: Diego González

Bowl (BÓL)

Esta es quizás la pieza más sustentable, “porque los produjimos con los excedentes de los vaciados de los percheros, siempre hay un sobrante de volumen de concreto que decidimos usar en la idea de bowl que ya teníamos y recreamos”, dice Antón, “el cuero que usamos en la argolla es un excedente que proviene del pisapapel”.

El Ból viene en tres tamaños, siguiendo la “concepción de tallas humanas: S-M-L” y otra característica diferenciadora es la textura externa que lograron con artilugios tan insólitos como la cáscara de una piña.



Foto: Diego González.

Base de estante (STND)

Esta es una pieza sencilla, minimal… Consiste en una cabilla de 3 octavos estríada cortada y rearmada con soldadura en una pieza “hueca” conformada por seis varillas tratadas con pintura electrostática. “Cocimos el color por 10 minutos y luego le aplicamos transparente”, es el dato técnico aportado por Iván Guzmán para destacar que el material está protegido contra el óxido, además de exhibir un acabado rústico-industrial

La repisa va con un kit de montaje y una plantilla que brinda al usuario instrucciones de las formas básicas para emplear esta pieza polifuncional, pese a su extrema simpleza. “Puede ser usada como base de repisas, como sostén de libros… Nuestra primera cliente adquirió seis para crear con ellas un dibujo tridimensional en la pared de su casa”. 




Foto: Marvin Vargas.

Textiles (TXTL)

Como la finalidad de Díada es enfilarse hacia la creación de elementos para espacios interiores, han asumido diferentes riesgos, incluso en el área textil con una línea de forros para cojines con cuatro patrones geométricos creados por su amigo Luis Zambrano, quien inicialmente les mostró 15 opciones.

Estampados por sublimación sobre poliéster, Iván y Antón hicieron una prueba en algodón en México.


“Los textiles nos brindan opciones infinitas”, considera Antón, “como bufandas infinitas y otras piezas que podemos trabajar con otros diseñadores”.


¿Y qué sigue?

La experiencia le ha permitido a Diada abrir la gestión de diseño como un campo laboral y crear proyectos que apoyen e impulsen marcas con las que se sientan identificados.

En esa tónica comenzaron a trabajar a mediados del 2016 con diez diseñadores de diferentes campos en una línea de lámparas. Antón e Iván evalúan positivamente esta experiencia en la que están aprendiendo un montón.

También planean generar una línea de interruptores y enchufes en concreto y otros productos utilitarios pequeños como pomos para puertas.

Así se desenvuelve la inquietud creativa de dos jóvenes venezolanos que buscan hacer más con menos, en un entorno desfavorable, pero que los estimula a ser más creativos, a trabajar colaborativamente y a buscar soluciones a los problemas cotidianos, en fin, los mueve a hacer diseño.



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