LA PRESENCIA VENEZOLANA EN EL VIGÉSIMO ANIVERSARIO DEL “SALONE SATELLITE” (parte 2)

Luis Pons crea objetos inusuales y de estética depurada 


Esta semana comparto las entrevistas a Luis Pons y Anabella Georgi, quienes nos representaron en el Milán en el 2005 y 2009 respectivamente, y repitieron este año en la edición que festeja los veinte años del salón.


El diseño como talento especial

Después de un intento de secuestro en el 2002, Luis Pons decidió mudarse definitivamente a los Estados Unidos junto a su familia. Para ese entonces ya había hecho proyectos de cierta relevancia en Miami y quería una opción migratoria que fuera mucho más allá de la visa de trabajo para establecerse en dicha ciudad.

Entonces su abogado le aconsejó como opción, solicitar la visa de talento especial “O”, pero irónicamente la arquitectura ‒que es la profesión base de Pons-, no es considerada un talento especial, por lo que el creativo se decantó por la realización de una serie de piezas de diseño y arte para sus clientes, donde él cubriría el desarrollo y aquellos la fabricación de los prototipos. De dicha estrategia emergieron cinco colecciones.

Marva Griffin, durante un viaje al Arte Basel en Miami vio el trabajo de Luis Pons y lo invitó a participar en el Salone Satellite en Milán, cambiándole radicalmente la vida al brindarle notoriedad a su trabajo. El lo agradece con creces: “No tengo palabras para agradecer a Marva Griffin y al salón satélite su visión, perseverancia, apoyo y generosidad en lanzar no solo mi carrera sino la de tantos jóvenes diseñadores que han tenido la oportunidad de compartir su trabajo con los productores y compañías que permiten la integración de nuestras ideas al mercado internacional”.

Pons considera que el Satellite es un termómetro de la vanguardia en diseño. “Allí se puede ver la riqueza en el uso de materiales y procesos tecnológicamente de vanguardia, pero con un fuerte énfasis en la parte conceptual. El refinamiento de alguna de las propuestas, la traducción de objetos sencillos en nuevas interpretaciones es fantástica”.

Asímismo señala que el Salone Satellite ha sido un nido de jóvenes diseñadores y pensadores durante los últimos 20 años, considerándolo una incubadora de la que salen talentos a trabajar en las grandes empresas del diseño a nivel mundial. Pons resalta como virtud el alto nivel de inclusión del salón milanés, representado en un centenar de nacionalidades que muestran lo que ocurre globalmente en el mundo del diseño.

El creativo venezolano evalúa positivamente el impacto del salón curado por Marva Griffin, considerando que “las propuestas más fuertes parecen ser de gran sencillez, sin embargo son el resultado de una increíble complejidad y destreza en el manejo de tecnología, mientras que otra tendencia es el solapamiento entre sistemas constructivos artesanales y nuevas tecnologías. La tendencia diría que es: tecnología a merced de productos de consumo concientes y responsables. Materiales naturales tratados en forma extraordinaria rompiendo límites en su capacidad de expresión. Muebles versátiles que no ocupan espacio y suman valor funcional, nuevos conceptos en iluminación y sus materiales”.

El arquitecto y diseñador venezolano lleva desde hace años su propio estudio en Miami, el cual bautizó Design Lab, donde desarrolla proyectos con una visión experimental para residencias y hoteles, principalmente. Sus piezas de mobiliario ostentan gran depuración formal.



Anabella Georgi: industria y artesanía


Selva, de Anabella Georgi, exhibida este año en “Salone Satellite. 20 years of new creativity”


Anabella Georgi se graduó de comunicadora visual en Prodiseño. No obstante, se dedica principalmente a la concepción de objetos: “Cuando estudié en Prodiseño, a pesar de que te graduabas de Comunicador Visual siempre vi diseño tridimensional, y en los últimos dos años tomé la electiva de diseño industrial. Todas mis bases de diseño son de la escuela, fue una educación muy completa que te daba unas bases fuertes que te permitían explorar otras áreas del diseño.

Miss Delta Amacuro 
Luego de trabajar varios años como diseñadora gráfica, se cansó de estar sentada frente a la computadora ocho horas al día, y comenzó a desarrollar en Venezuela una línea de carteras y accesorios, luego pasó a crear muebles. Es interesante ver cómo dos campos distintos del diseño se interceptan y dialogan en su trabajo: “Mis diseños tridimensionales siempre han estado influenciados por la visualidad, puedes ver en ellos líneas, puntos, planos y ritmos gráficos”, asevera.

Anabella Georgi fue invitada por primera vez al Salone Satellite en el 2009. En el 2012 repitió la experiencia junto a María Antonia Godigna y este año participó nuevamente en la muestra “Salone Satellite. 20 years of new creativity”, que contó con la curaduría de Beppe Finessi.


En su primera experiencia entendió cómo funciona la industria del mueble internacional, hizo amigos con los que coincidió posteriormente en otras exposiciones como New Territories del MAD Museum de New York, Design Boom en Puerto Rico e Inventory en el Art Basel de Miami, logró que sus piezas fueran reseñadas en revistas como Bazar Italy y que la contrataran para desarrollar varios proyectos. 


Las propuestas llevadas por Anabella Georgi a Milán han presentado una fuerte carga artesanal, lo cual es congruente con la fuerte inclinación latinoamericana a mezclar lo industrial con lo artesanal. En el 2012 presentó los asientos Miss Tucupita y Miss Delta Amacuro que formaban parte del proyecto Fibra y en la edición especial del vigésimo aniversario exhibió la silla Selva, elaborada con un tejido de cuero y fibra de moriche sobre una base de tubo metálico. Al respecto señala: “Mis diseños siempre han estado influenciados por lo artesanal, siempre llevan una parte hecha a mano que les da calidez y que expresa parte de la cultura de Venezuela”.

Para ella definitivamente hay un antes y un después: “El Salone Satellite te da seguridad porque compruebas que tus piezas tienen algo que aportar, que uno como diseñador tiene algo distinto que decir y que puedes ocupar un puesto a nivel mundial. Te abre el camino a un mercado internacional, te das cuenta que en Venezuela hay mucho talento y que el diseño venezolano puede tener un puesto a nivel internacional.

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