La semana pasada fue la última sesión del curso "Historia del diseño gráfico e industrial en Venezuela", una experiencia gratificante y a mi juicio exitosa que dicté para la maestría en Artes de la Universidad Central de Venezuela.
Fueron seis alumnos. Lo mejor es que apenas uno de ellos era licenciado en diseño gráfico (egresado de la Universidad José María Vargas), porque el resto eran "no diseñadores" que quedaron captados para esta causa: tres comunicadores sociales, una historiadora y un historiador del arte egresado de la ULA.
Estos últimos confesaron que el curso fue una revelación, porque del diseño venezolano no conocían más allá de un pequeño puñado de nombres. Durante 14 semanas fueron impulsados a investigar tópicos que para ellos significó adentrarse en nuevos territorios y para mí, iniciar o completar tareas pendientes.
El contenido fue planteado cronológicamente, a través de panorámicas que reconocían el contexto político, económico y social del país, para enmarcar en el mismo por décadas al diseño gráfico y al diseño industrial, con énfasis en el siglo XX.
Tuvimos dos sesiones con invitados muy especiales: la primera con el maestro Santiago Pol, historia viva, quien ofreció reflexiones y anécdotas relatadas a viva voz. Pol me entregó el guión que redactó para esta clase, el cual les compartiré en las próximas semanas.
El segundo invitado fue el diseñador gráfico especialista en marcas Andrés Rincón, director y socio de MBLM, quien ofreció una muy completa panorámica del desarrollo del branding en el mundo desde la década de los ochenta hasta la actualidad, prestando especial atención a casos venezolanos.
De esta manera, atendimos no sólo al diseño para la cultura, sesgo que ha sido reiterativo en las principales publicaciones retrospectivas sobre el diseño gráfico venezolano, sino también el diseño comercial, el que nace para hacer negocios, lo cual fue revelador para mis estudiantes.
Esto apenas es un anuncio. Pronto sabrán más.
Fueron seis alumnos. Lo mejor es que apenas uno de ellos era licenciado en diseño gráfico (egresado de la Universidad José María Vargas), porque el resto eran "no diseñadores" que quedaron captados para esta causa: tres comunicadores sociales, una historiadora y un historiador del arte egresado de la ULA.
Estos últimos confesaron que el curso fue una revelación, porque del diseño venezolano no conocían más allá de un pequeño puñado de nombres. Durante 14 semanas fueron impulsados a investigar tópicos que para ellos significó adentrarse en nuevos territorios y para mí, iniciar o completar tareas pendientes.
El contenido fue planteado cronológicamente, a través de panorámicas que reconocían el contexto político, económico y social del país, para enmarcar en el mismo por décadas al diseño gráfico y al diseño industrial, con énfasis en el siglo XX.
Santiago Pol, historia viva del diseño gráfico venezolano dio una clase muy especial. |
Tuvimos dos sesiones con invitados muy especiales: la primera con el maestro Santiago Pol, historia viva, quien ofreció reflexiones y anécdotas relatadas a viva voz. Pol me entregó el guión que redactó para esta clase, el cual les compartiré en las próximas semanas.
El segundo invitado fue el diseñador gráfico especialista en marcas Andrés Rincón, director y socio de MBLM, quien ofreció una muy completa panorámica del desarrollo del branding en el mundo desde la década de los ochenta hasta la actualidad, prestando especial atención a casos venezolanos.
De esta manera, atendimos no sólo al diseño para la cultura, sesgo que ha sido reiterativo en las principales publicaciones retrospectivas sobre el diseño gráfico venezolano, sino también el diseño comercial, el que nace para hacer negocios, lo cual fue revelador para mis estudiantes.
Esto apenas es un anuncio. Pronto sabrán más.