DE ARQUITECTURA, DISEÑO DE INTERIORES Y DISEÑO DE MUEBLES EN VENEZUELA

El arquitecto y diseñador de muebles Bernardo Mazzei revisó la producción de los años 50 y 60


Un recuento de lo que ha sido el diseño de interiores y de mobiliario animó el cincuenta aniversario del Colegio de Arquitectos de Venezuela el pasado 16 de marzo en la tienda Stylus.


Los vínculos del diseño con la arquitectura son innegables. Así se evidenció con fuerza desde principios del siglo XX en la labor creativa de Peter Behrens, maestro de Walter Gropius y Ludwig Mies van der Rohe, los legendarios directores de Bauhaus, todos arquitectos. Igual ocurrió en la educación del Vkutemas soviético y se ha repetido innumerables veces desde entonces hasta la actualidad. Venezuela no ha sido la excepción.

Es interesante descubrir que la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la Universidad Central de Venezuela apenas abrió en 1941 y que antes, eran los ingenieros quienes proyectaron y erigieron edificios y monumentos. Cuando inició la educación formal del diseño en el Instituto de Diseño, hubo arquitectos en el plantel profesoral, como Johann Ossot, quien fue director, Carlos Vicente Fabbiani y la propia Gego, quien llegó al país con el título de Ingeniero-Arquitecto de la Universidad de Stuttgart.

Los arquitectos venezolanos no sólo se dedicaron “a lo suyo”, sino que también hallamos en el portafolio de muchos de ellos, diseño gráfico en forma de marcas o carteles, y diseño industrial, a través de la concepción de muebles y también encontramos su participación en la decoración, que devendría en diseño de interiores.

Este último fue el leit motiv que animó la celebración de los cincuenta años del Colegio de Arquitectos de Venezuela (CAV), un festejo que estaba pendiente desde el 2017, que tuvo que posponerse por los cuatro meses “de guerra” que vivimos en el país. Sin embargo, la cita se realizó el 16 de marzo en el showroom de Stylus en Boleíta Norte. 


La Revista CAV es una cantera informativa

La presidenta del CAV, Arq. Mariela Genatios y el gerente general de la organización gremial, Arq. Tomás Pérez Calderón, fueron los convocantes de este evento cuyo eje central fue un conversatorio sobre el desarrollo del diseño de interiores en Venezuela, un relato invisibilizado dentro de la historia de la arquitectura, una tarea pendiente.

Los encargados de deshilvanar en parte, dicha madeja, fuimos el Arq. y diseñador de muebles Bernardo Mazzei y yo.

Tomás Pérez Calderón pronunció las palabras introductorias, remontándose a la tradición mobiliar de la Escuela de Marquetería de Caracas, referencia necesaria para comprender los orígenes.

Seguidamente Pérez Calderón dio la palabra a Bernardo Mazzei, quien realizó una rica disertación arraigada en la década de los cincuenta del siglo pasado.


Caracas cosmopolita


Mazzei partió de la idea de la robusta modernidad escenificada en Caracas en los años cincuenta, que se asentó sobre la prosperidad producida por la renta petrolera y una dictadura positivista. Esa modernidad definió una actitud cosmopolita, en una república que venía de ser una Capitanía General, territorio de segunda, al compararlo con la grandeza de los Virreinatos hispanoamericanos.

Como consecuencia de ese progresismo, Mazzei esgrimió datos como que en Caracas abrió la primera tienda Dior del continente, incluso antes que en los Estados Unidos. La capital venezolana fue testigo de la modernización a través de la “transformación positiva del medio físico”, tal y como promulgaba el Nuevo Ideal Nacional perejimenizta.

Un dato curioso, poco conocido, mencionado por Mazzei es que en 1961 abrió la primera institución educativa dedicada a formar diseñadores: el Instituto Villasmil de León, que en sus inicios extendió un convenio con el Chicago Schoo of Interior Decoration, tal y como atestigua el diploma de su madre, Lilieta Osorio, fechado en 1962.

Bernardo también destacó el diseño de muebles de esa época, encabezado por Tecoteca, Galería Hatch, Capuy, Muebles Azpúrua y Avelca. Esta última industria, trabajó en la construcción de muebles diseñados por el maestro italiano Gio Ponti para los proyectos que hizo en Caracas. 


Lámpara diseñada por el Arq. Tomás José Sanabria para el Hotel Humboldt, mandadas a fabricar de nuevo.

Mencionó, por supuesto, esa atalaya construida con una vista de 360 grados en el cerro El Avila, como lo es el Hotel Humboldt, a punto de reabrir tras el arduo trabajo de remodelación capitaneada por el arquitecto Gregory Vertullo, quien se ha dedicado a la tarea de devolverle el esplendor más cercano posible, a la creación original de Tomás José Sanabria, reconstruyendo y reinstalando inclusive, las lámparas diseñadas originalmente por Sanabria.

Mazzei culminó su participación con un breve homenaje a varias mujeres diseñadoras o promotoras del diseño en el país.


De los setenta hasta la actualidad


Mi parte consistió en hacer un recuento del diseño de muebles y productos para el hogar desde la década de los setenta del siglo pasado, iniciando por los aportes de la mención diseño industrial del Instituto de Diseño Neumann, que fue clausurada en el año 1973.

De esos años en los que se erigieron megaproyectos como Parque Central, cuyo equipamiento en fibra de vidrio fue diseñado en el país, queda mucho por recuperar, y en ese sentido, la Revista CAV, órgano informativo del Colegio de Arquitectos de Venezuela es una cantera informativa. 

Descubrimiento revelador: el Instituto de Diseño Villasmil de León abrió en 1961, tres años que el IDD, con cursos de diseño de interiores avalados por el Chicago Instituto of Interior Design, como prueba el diploma obtenido por la madre de Bernardo Mazzei, quien luego dictó clases en dicha escuela.


En los ochentas se produjo esa ruptura económica llamada “Viernes Negro” que paradójicamente obligó a producir (y diseñar) para nuestro mercado interno. De dicho período mostré desde esas piezas que funden arte y diseño, como las creadas por John Gornés y las exhibidas en las colectivas de la Galería Vía, las que integran elementos de la artesanía tradicional como la Easy Rocker de Emile Vestuti y las meramente funcionales que poblaron muchas casas y apartamentos como la mesa de televisión Prima de Exacta Diseño. De los 80 queda pendiente estudiar los aportes de Totón Sánchez, apenas esbozado en el documental Zoológico.

En los años noventa entró en acción aquel Centro de Arte La Estancia dedicado a la fotografía y al diseño con la exposición inaugural Detrás de las Cosas y empresas que se mantienen hoy día como Otai Design, especializada en el diseño y fabricación de lámparas e iluminación. De ese momento destaca que la configuración objetual es compartida entre arquitectos y diseñadores industriales y también es el momento en que arranca el Salone Satellite de la Feria del Mueble de Milán, curado por Marva Griffin, al que va por Venezuela la propuesta de muebles “Amarillo” creada por Juan Carlos Láncara y Vicente Antonorsi.

Al pasar al siglo XXI el énfasis fue en la creación de objetos pequeños decorativos o funcionales para el hogar y la acción de los diseñadores industriales merideños, así como la mención a la “diáspora” de talento que está demostrando en diferentes partes del mundo que tuvo una formación de calidad en Venezuela que le permite ubicarse en el mercado laboral foráneo.

Estas han sido pocas palabras para sintetizar el contenido de las ponencias de Bernardo Mazzei y mi persona en este evento que reunió a los arquitectos para reencontrarse con esa parte de su trabajo tan valiosa como la concepción de edificios.