Gisela Sánchez Tinoco: Una prolífica carrera en el diseño gráfico

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Diseño editorial, identidad corporativa, señalización, animación analógica y digital, páginas web, forman parte el portafolio de esta egresada del IDD.

En el debate abierto sobre La situación del diseño en Venezuela llevado a cabo en el Instituto Internacional de Estudios Avanzados -IDEA- en 1986, el diseñador Pedro Mancilla, que en aquel momento se desempeñaba como coodinador académico del Instituto de Diseño Neumann, señaló que si bien muchas mujeres estudiaban diseño, pocas ejercían, porque la mayoría se retiraba al casarse.

Por esa razón, al revisar la lista de egresados entre 1968 y 1978, surge la pregunta ¿Y qué fue de la vida de tantas mujeres que recibieron el título de diseñadoras?

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Una de las excepciones ha sido Gisela Sánchez Tinoco, que se graduó en 1976 en la Neumann y que hoy reconocemos como una auténtica maestra del diseño en Venezuela porque desarrolló una trayectoria prolífica que cubrió diferentes áreas y sectores empresariales. Conversamos con ella online para que nos hablara sobre su experiencia.

Desde el año 2003 vive en Costa Rica, adonde hizo borrón y cuenta nueva, aunque ha seguido ejerciendo. Ella se sorprendió al organizar la información, antes de comunicarnos: «Guao, yo he trabajado mucho», nos adelanta.

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Desde los 16

Todavía estudiaba bachillerato cuando hizo su primer trabajo, recomendada por un familiar que conocía su talento para el dibujo: las portadas de los catálogos de la empresa Playdeca, que hizo en aguachina. «Me divertí muchísimo haciéndolas».

En esa época, en la que aún contaba 16 años, también hizo ilustraciones para telas Celanese y a los 17 trabajó con Antonio Laguna en Altamira y enviaba dibujos de moda a la revista Estampas.

Una vez que fue aceptada en el IDD, continuó trabajando por su cuenta. Mientras estudiaba, Rolando Dorrego, egresado de la primera cohorte del Instituto de Diseño, le pidió que lo ayudara a diseñar la publicación del Inciba Venezuela hoy. En 1975, Gisela participó en el Salón Nacional de Jóvenes Artistas.

Gisela Sánchez ha realizado muchas ilustraciones.

Ella relata que su paso por el IDD fue maravilloso, aunque los arquitectos de su familia estuvieron renuentes, pues «contaban que era un sitio de puros marihuaneros», cuenta riendo al recordar los prejuicios de la Caracas de los años setenta.

«Entre mis compañeros estuvieron Nestor Maya, John Moore, Jacqueline Cherouvrier, Carmen Elena Rojas, Elisa Wagner y Eduardo Gómez. Un grupo brillante», reconoce.

Apenas salió de las aulas, consiguió el primer encargo importante: el libro Sabor de Caracas del cronista Carlos Eduardo Misle, conocido como Caremis, que fue editado por el Banco de Venezuela. «Fue un trabajo muy interesante, porque me tocó ir al apartamento de Caremis en Los Palos Grandes, a revisar su archivo», rememora la diseñadora gráfica.

 

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Especialización en Inglaterra

En 1978 Gisela Sánchez Tinoco viajó a Inglaterra para estudiar inglés. También aprovechó la estadía para cursar especializaciones en técnicas gráficas, mención aerógrafo en el London College of Printing y animación, que le sirvió posteriormente para hacer escenografías efímeras y animación para la industria publicitaria.

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Como necesitaba ganar dinero para mantenerse, buscó la manera de trabajar. Como curiosidad menciona que por allá diseñó la carátula del primer disco de Ilan Chester, «Deep within», cuando el reconocido música era Hare Krishna. Esto fue una antesala de lo que vendría después, cuando fue contratada por Rodven.

En Inglaterra conoció al que se convirtió en su esposo, un linguista que le dió clases en Cambridge.

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Un poco de todo

Al revisar su portafolio, Gisela Sánchez Tinoco cae en cuenta de que ha hecho un poco de todo en el diseño gráfico. A su retorno al país, comenzó a trabajar para el Instituto Venezolano Británico.

En aquellos momentos la política del «1×1» que incentivó la industria discográfica nacional estaba en su apogeo y Gisela creó para el sello Rodven portadas para cantantes como Marlene, Aguilar, el dúo Limón y Menta y el exitoso primer disco de Guillermo Dávila.

La fórmula gráfica era sencilla, pues se apalancaba en el retrato fotográfico del músico, que se acompañaba con su nombre colocado en alguna tipografía llamativa.

De su producción editorial de los años ochenta resalta el libro La reurbanización de El Silencio editado por Armitano para la Fundación Carlos Raúl Villanueva. Sánchez Tinoco subraya que en Caracas trabajó con las mejores imprentas.

En el área comercial también diseñó para Laboratorios Lilly, Venmarca y Fede.

Otra vertiente fue la animación 35mm., todavía analógica, por supuesto. Gisela Sánchez Tinoco hacía las ilustraciones sobre acetato, cuadro por cuadro para Félix Nakamura, sobre quien debemos escribir pronto. «Para mover una mano, había que ilustrar cinco acetatos», relata, quien además se involucró en el mundo de las películas en Súper 8, pues junto a Clementina Cortés, diseñó la revista para el festival que organizaba Julio Neri.

Aunque sabía hacer animación a mano, Sánchez Tinoco describe el momento en el que vio por primera vez cómo se podía animar en una computadora como «una epifanía».

«Fui invitada junto a John Moore y Alvise Sacchi a una demostración en Canal Uno. Para mí aquello era mágico. Me enamoré inmediatamente de la tecnología en computadora y los tres alucinamos porque se podía hacer degradé». Al poco tiempo comenzó a utilizar la herramienta y le solicitaron una animación digital muy básica para General Motors».

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Paso por «la industria»

Recordemos que en 1975 el presidente Carlos Andrés Pérez nacionalizó el petróleo y creó PDVSA y sus filiales.
Tanto casa matriz como las filiales mantuvieron el ritmo de producción gráfica heredado de las transnacionales. Para mantener la calidad, contrataban diseñadores profesionales, muchos, a destajo.

Gisela Sánchez Tinoco fue de las diseñadoras que trabajó para encargos específicos de «la industria», como la revista Meneven, a la que ingresó por licitación.

«Era una publicación mensual en la que aprendí mucho en imprenta, pues tenía dos pliegos: uno full color y el otro en tinta negra. El tamaño de las fotografías los calculabas trazando una diagonal e iba probando los colores», explica.

Una anécdota llamativa es que un gerente de Meneven le dijo en abierto tono machista: «Tú debes saber que la industria petrolera es de hombres», y la relevó de la revista, pero a las dos semanas lo despidieron y a ella la restituyeron para diagramarla.

Una imagen publicada en esta revista fue suficiente referencia para que la llamaran de Lagoven, pues consideraron que era una diseñadora que no le temía al blanco. Para esta filial diseñó algunos números de Cuaderno Lagoven.
Bariven le encargó dos informes anuales y con Corpoven desarrolló la primera publicación con tecnología digital y también hizo ilustraciones para la revista Corpovoz.

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En Margarita la vida es más sabrosa

En 1990 Gisela se mudó para Margarita junto a su familia. «Me fui con mis hijos pequeños, luego de que me ofrecieran villas y castillos con una revista que no se dió». Sin embargo, se quedaron y llegaron a la conclusión de que «vivir en la isla era lo máximo».

En seguida la diseñadora halló que hacer. «Comencé con el equipo Team Design Marketing a trabajar. Editaron Go Margarita, guía sobre la isla editada en cinco idiomas, junto con otros productos de promoción turística para Hilton de Margarita, Fundaconferry, Chana, Nacional Car Rental, Margarita Laguna Mar. Luego de manera independiente continuó su labor gráfica diseñando imagen corporativa, catálogos, afiches y hasta señalización y letreros corpóreos a un naciente grupo de empresas como Suky-Rent-A-Car, Margarita hoy, Cocotronic, Parada Ecológica La Fronda, Kiotomar, Salon de Arte Fondene, Margarita Heute, Dunes Beach Resort, Rattan Plaza.

En Nueva Esparta también inició su etapa como pedagoga, pues dió durante breve tiempo clases de diseño gráfico en la Escuela de Arte “ Pedro Angel González” y luego fue convocada, junto a sus colegas Yolanda Pérez, Carmen Elena Rojas y Blanca Capecchi para crear el pensum de estudios de la carrera de diseño gráfico en el Iutirla Porlamar.

Esta experiencia educativa fue pivotal en el desarrollo del diseño gráfico en el oriente del país, pues por primera vez formó profesionales el área. A lo largo de 5 años, Sánchez Tinoco dio las materias Teoría de la forma, Teoría de la imagen, Taller de diseño y Tecnología publicitaria.

Para Gisela, hay dos tipos de aprendizaje: «el técnico y el que te inspira y te abre al mundo». La meta es lograr el segundo.

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Costa Rica

El esposo de Gisela Sánchez Tinoco es trasladado por su trabajo para Costa Rica, lo cual precipitó la mudanza de su familia.

En este país, Sánchez Tinoco ha continuado su trabajo como diseñadora con su empresa Quick Graphic Design. Los encargos editoriales se intensifican, pero también ha producido una serie propia de libros para colorear y diseña imágenes para la industria del souvenir. Ha sido durante 7 años diseñadora de la revista MileniumPyme, donde también escribe una página sobre temas de diseño. También maneja la vertiente del diseño online y maneja una pequeña cartera de clientes que en su mayoría son artistas.

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La otra arista de Gisela Sánchez Tinoco ha sido la artística, que terminó de arrancar en Margarita con la escultura “Surrender”, materializada en piedra de Cumarebo, la cual fue expuesta en las Naciones Unidas en Washington.DC, por decisión de la curadora Andrea Meza. En Costa Rica suele pintar y realizar exposiciones con éxito.

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@gisati