Tener un estilo definido es ahorrar tiempo

 


Si tenemos una cantidad justa de prendas en el clóset, es más rápida la elección y el mantenimiento. Conocer nuestro estilo nos llevará a escoger prendas con las que nos sintamos cómodos.


Por: Ismar Figuera | Collage: Victory Abi, equipo Esbaratao.

Encima del órgano más grande y visible de nuestro cuerpo, va puesta la ropa. La que representa el estilo, identidad, quiénes somos y lo que pensamos. Es un medio de expresión. Y como forma parte importante de lo que somos, su uso e integración en nuestra vida también involucra valiosos recursos como el agua, el tiempo y el dinero.


Cuánta tela, cuántos minutos, cuánto dinero

Con las manos solo se puede producir cierta cantidad de ropa, al igual que con los telares. Después de la Revolución Industrial y con la creación de la máquina de coser en 1790, se masificó el uso de prendas de vestir. Así fue posible tener una franela confeccionada en minutos, lo que antes tomaba horas.

La ropa tiene la función de protegernos de climas extremos y de agentes externos y también es parte de la identidad. Un color comunica emociones, las texturas, momentos y contextos de uso, al igual que los cortes.

Esbaratao, una organización que trabaja con moda, emprendimiento y derechos humanos, explica esta relación en profundidad. El mensaje es que la moda es un medio de expresión personal, de identidad, y puede cambiar con el tiempo debido a factores económicos, políticos y tecnológicos. También menciona cómo esta industria, impulsada por el consumismo y los medios de comunicación, influye en las tendencias y demandas del mercado. Sin dejar de mencionar el impacto social, pudiendo promover la inclusión y la diversidad, pero también perpetuar estereotipos y desigualdades.


¿El valor de una prenda es proporcional a la calidad?

¿Por qué pagan las personas que pueden comprar una prenda de $100 al mes? ¿Marca, calidad? ¿Son diferentes a quienes tienen una cuarta parte de este ingreso mensual?

Ambos pueden ser de los que siguen tendencias. Si no conocen su estilo, su closet puede terminar abarrotado, repitiendo la misma ropa, mientras que las otras prendas solo la usaron una vez cuando mucho. Luego, esta termina arrumada por años, o botada, donada, intercambiada o vendida como ropa de segunda mano.

Marks & Spencer, una marca de ropa ubicada en Londres, hizo un estudio y descubrió que escoger la ropa del día toma 17 minutos a las mujeres y 13 a los hombres. Esta investigación fue difundida en el año 2016.

El branding apela a las emociones, así que muchos de los productos que compramos están influenciados por ellas. Pueden crear necesidad de pertenecer a cierto grupo para sentirnos felices, o al deseo de vernos como el personaje de la serie del momento para sentirnos seguros, o proyectarnos como una persona confiable y serena.

El economista Andrés Cisneros Henríquez, en su libro Neuromarketing y Neuroanatomía, afirma que “el hombre es un ser emocional, por lo tanto, requiere productos y servicios que le agreguen emoción a su vida”.

No tengo qué ponerme: ¿Cómo influye la ropa que vestimos con la forma en que nos comportamos?

En la película The Devil Wears Prada, Andy Sachs se siente abrumada por su vestuario y en varias escenas pelea por encontrar algo que ponerse que esté al nivel de la revista de moda donde trabaja, sin lograrlo. Este problema sigue hasta que su compañero le hace un makeover. Podemos ver cómo a partir de este momento ella cambia su proyección.

Andy quería sentirse parte de su lugar de trabajo y en el proceso se encontraba con ropa que ya no la representaba.

En la realidad cotidiana, muchas personas siguen tendencias y arman su closet basándose en los hauls de tiendas de fast fashion que aparecen en las redes sociales. Esto les lleva a acumular prendas y tener un estilo igual que el de los demás.


A finales de los años 90, MTV lanzó una serie llamada Daria, protagonizada por un personaje del mismo nombre. Tenía un estilo minimalista y despreocupado. No le interesaba estar a la moda ni seguir tendencias. Era sencilla, práctica y usaba las mismas prendas varias veces. Su hermana, en cambio, tenía una personalidad muy distinta, y cambiaba constantemente de atuendo.

Tener una forma única de vestir es ser auténtico, pero para llegar a esto debemos conocernos. Cuando por fin tenemos esta identidad, no hará falta el closet abarrotado de ropa, sino prendas clave que nos definan. Así será más rápido escoger lo que usaremos en el día.

Esta reflexión en cuanto al tiempo, la cantidad de ropa, el estilo y la identidad nace de un contexto en el que he aprendido a usar de manera más eficiente mis recursos. Elijo rápido y así aprovecho más mi tiempo. Puedo entrar a una tienda y derretirme por prendas de vestir, pero sin comprarlas porque me cuestiono si decido llevármelas. 

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