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La exposición Helvética 65 abre el diálogo entre diseñadores venezolanos y Suiza

El 12 de marzo abrió la muestra en la Galería GBG Arts, donde 26 diseñadores gráficos venezolanos ofrecen su opinión visual sobre la famosa tipografía suiza.

Por MSc. Elina Pérez Urbaneja.

Me atrevo a afirmar que Helvética es la fuente tipográfica más célebre del siglo XX. Omnipresente durante décadas en publicidad y en la imagen corporativa, ha sido hasta protagonista de un documental de culto para los diseñadores gráficos, dirigido por el estadounidense Gary Hustwit en 2017.

Si bien forma parte del «Swiss Style» reconocido en el mundo por el orden y la economía de recursos visuales, en el texto del Simon Küffer publicado en el libro Historia del Diseño en América Latina y El Caribe, el autor afirma que dicho estilo se desarrolló principalmente en la academia, porque en la publicidad y los elementos gráficos predominantes en las calles de Suiza, no era la norma.

Curiosamente, la insitucionalidad gubernamental de Venezuela, durante las décadas de los años 70 y 80 «se apropió» de la Helvética, según Ricardo Báez, curador de la exposición Helvética 65, que tuve el placer de disfrutar primero en la residencia de la Embajada de Suiza en Venezuela y ahora, el público general puede verla en GBG Arts hasta el 16 de abril.

El concepto generador

Relata Ricardo Báez que la muestra surgió del interés del Embajador suizo de que se recordara que hace 65 años, Max Miedinger en colaboración con Eduard Hoffmann, idearon la tipografía Akzidenz Grotesk que pasó a ser Neue Haas Grotesk, y luego cambió su nombre a Helvética.

Para Báez fue la oportunidad de plantear un diálogo entre diseñadores venezolanos establecidos aquí y en el exterior, porque «siempre hablamos, pero no sobre diseño, sino sobre lo que acontece a nivel social y político».

El curador cursó la convocatoria a un grupo heterogéneo de diseñadores, desde la admiración. La respuesta de todos fue positiva.

El planteamiento de Báez fue que dieran su opinión sobre Helvética, develando su relación personal con la fuente: «no era obligatorio usarla. Incluso, si la detestaban, podían decirlo».

«Mi interés también era recalcar que el diseño puede dar una opinión, no sólo una acción técnica desligada de la persona. Lo importante es que en cada afiche se sintiera que allí hay una persona».

Adicionalmente se pidió a cada diseñador que escribiera un argumento sobre su propuesta, las cuales se recopilaron y se comparten en el folleto de la exposición, diagramado por el mismo Báez.

La diversidad en torno a la Helvética

El comisario de la exposición destaca que del diálogo visual entre diseñadores gráficos quedó claro que no todos piensan lo mismo y hasta hubo quien manifestó su desacuerdo, como Maia Benaim, quien indicó que no quería diseñar, sino escribir, «y quiero que sea lo más antidiseño posible».

O el caso de una de las propuestas escritas en tipografía de estilo gótico que quiero que descubran en la sala, o el caso de Abraham Araujo, quien dijo que no tenía nada en contra la Helvética, pero lo que deseaba era hacer algo sobre música.

Otro ejemplo es el de Joaquín Urbina, que se decantó por un texto desordenado, opuesto al «swiss style».

El diseño venezolano se apropió de Helvética

El curador de Helvética 65 cita en el catálogo a José Ignacio Cabrujas, como una manera de decodificar los mecanismos mentales que lograron que la imagen de la institucionalidad gubernamental de nuestro país tropical se apropiara de la tipografía suiza: «La apropiación y transformación para crear algo nuevo forma parte de la identidad del diseño venezolano», afirma Báez y continúa aseverando que «nuestros diseñadores buscaron neutralidad en un tipo de letra».

Tanto así que el Metro de Caracas, PDVSA y Corpoturismo ostentaban la Helvética en sus identidades gráficas. Este es el punto que resaltó Ritual (Miguel Vásquez) en una suerte de timeline que conecta situaciones de Suiza y Venezuela o la propuesta de Eddymir Briceño, que tomó como referencia la aplicación de la tipografía homenajeada en el recorrido por las estaciones del Metro de Caracas.

Sin rótulos

Si algo causa curiosidad de la propuesta curatorial, es la ausencia de fichas técnicas en el montaje. «No colocamos rótulos para evitar la predisposición en la apreciación de los afiches. No quería que el espectador se guiara por ellos, porque pensaba que podía conducir hacia una lectura a priori y no quería eso, sino la neutralidad absoluta, respetando el espíritu de la Helvética».

Tomando en cuenta que las edades de los expositores oscilan entre los 23 y los 70 años -jóvenes y maestros-, Ricardo Báez propuso un diálogo horizontal, diverso y respetuoso que invita a pensar en el diseño gráfico a partir de un tipo de letra.

Invitamos a visitar Helvética 65 en la galería GBG Arts. Los fines de semana es posible apreciarla de 11 am a 3 pm.

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