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Impresión 3D: cambio de la ingeniería y el diseño a la producción local

El diseñador industrial José Ignacio Sánchez escribirá en adelante desde Brasil sobre cómo las tecnologías digitales están cambiando la concepción del diseño.

Por José Ignacio Sánchez.

Definir diseño siempre ha sido un desafío, pues ya no es un secreto que a los diseñadores, la palabra nos ha quedado grande. Y la actividad se ha convertido en multidisciplinaria y lo reafirmamos porque ya estamos acostumbrados a nombrar el concepto en distintas áreas, pues a medida que el mundo avanza, la creación y los cambios se van tornando más constantes pasando por procesos y olas violentas no tan naturales, y el diseño es el encargado de crear ese puente entre los seres humanos y la tecnología para hacer la misma más usable.

Desde que comenzamos a aprender de estructuras creamos las sillas, que constan de una interfaz para que las personas puedan sentirse más confortables al estar en una posición de reposo del cuerpo. Cuando conocimos los principios de la flotabilidad diseñamos los barcos, que a su vez tienen espacios determinados para que los humanos nos podamos trasladar en una superficie o interfaz sólida encima del agua. Cuando comenzamos a entender de combustibles creamos los trenes, carros y aviones, para poder alcanzar mayores distancias a través de artefactos pensando en el confort del ser humano creando una interfaz. A partir del último cuarto del siglo pasado, comenzamos a entender de redes virtuales, y el papel del diseñador fue crear estas mismas interfaces en una pantalla, para que los humanos puedan navegar con una mayor facilidad y compartir información pública o privada a través de cualquier aparato electrónico que tengamos a nuestra disposición. Y al mismo tiempo esos datos y archivos pueden ser convertidos en productos personalizados a través de impresoras 3D y máquinas de fabricación digital.

La impresión 3D o manufactura aditiva no es más que uno de los resultados de estas transformaciones globales en las que el ser humano ha tenido que vivir, y los diseñadores han tenido que transformarse junto a ella y entender antes que la tecnología debe ser lo más accesible posible para todos los usuarios. Pues sólo hace 5 años estas máquinas eran robustas y costosas, y hoy en día gracias al diseño y a los sistemas de códigos abiertos (open source), tenemos la oportunidad de interactuar con estas impresoras de una manera más amigable y con un precio más accesible. 

Estas máquinas, evidentemente han sufrido los tres tipos de transformaciones que presentan los productos: estética, función y significado. Pues, referente a lo estético, han pasado de ser aparatos industriales con una apariencia robusta a artefactos de escritorio que se adaptan al entorno en el que están envueltas. Con respecto a la función, ya no solo sirven para la prototipación a ingenieros o diseñadores, sino que también funcionan para la producción local donde las personas pueden fabricar componentes de productos. Y en el aspecto de lo que significa una impresora 3D, ha pasado de ser un misterio a ser una solución que abarca muchas de las áreas comunes que estamos acostumbrados a frecuentar. Pues en un futuro muy cercano aprenderemos, no solo a interactuar con productos hechos con esta tecnología, sino también con impresoras 3D como un electrodoméstico más del hogar o de los espacios comunes antes mencionados. 

Estos espacios, derivados de los “makerspace” tienen la capacidad de generar conocimientos a través de las máquinas, y es así como la innovación avanza, pues ellos reúnen públicos de distintas ramas con el objetivo de educar, innovar y producir soluciones en forma de artefactos. Sin duda una alternativa más cercana de lo que imaginamos para la transformación de los métodos de producción, pues sólo con los FabLabs -ya existen más de 1.750 en el mundo- tienen la capacidad de crear productos aptos para estar dentro de nuestras casas. 

José Ignacio Sánchez es Diseñador industrial egresado del Instituto de Diseño Caracas. En Venezuela trabajó para la creación del proyecto “EDU3D” y el laboratorio “Caracas3D” para llevar la manufactura aditiva a unidades educativas. Actualmente investiga los procedimientos y metodologías para aumentar la percepción del producto dentro de los laboratorios abiertos como los FabLabs y makerspaces en distintas partes de Brasil, adicionalmente facilita la transformación tecnológica dentro de la educación y las industrias más importantes a través de la fabricación digital. Es maestrante en Diseño, línea de investigación en Tecnología y Ergonomía en la Universidad Federal de Pernambuco. Creó el Proyecto Arepa, para configurar conexiones culturales a través del emprendimiento, tecnología, deporte y diseño entre los inmigrantes venezolanos en Recife y sus familiares alrededor del mundo.

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