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Carlos Cruz-Diez: Una vida en el arte, pero también en el diseño gráfico

Sin duda, este #MaestroDEV es un pionero, pero en esta semblanza no abarcaremos su aporte a las artes,sino su faceta menos conocida en la ilustración y el diseño.

Carlos Cruz-Diez junto a Jesús Soto, son los artistas plásticos venezolanos de más renombre internacional. Reconocidos como maestros del cinetismo, sus aportes originales a la creatividad universal es innegable. A Cruz-Diez se le ha reconocido como Maestro del color.

En 1960 se instaló en París junto a su familia para dedicarse enteramente a su obra artística. Antes, en las décadas de los 40 y 50 del siglo XX, trabajó principalmente como diseñador gráfico e ilustrador en Venezuela.

Aportes al diseño gráfico

En el documental La vida en el color, dirigido por Oscar Lucien para el cine archivo Bolívar Films, el propio maestro explica que ingresó a las Escuela de Artes Plásticas en 1940, y pronto comenzó a darle vergüenza que lo financiaran y buscó la manera de ganarse la vida. Entonces inició labores como ilustrador para publicaciones impresas como las revistas Elite, Momento, Disco Anaranjado, semanario Fantoches (1947) y el diario El Nacional (1946-1956).

Creó el logo para la revista Tricolor que fue creada el 24 de marzo de 1949 por Rafael Rivero Oramas y fue director de arte de la revista El Farol de la Creole Petroleum en 1944.

Por aquel tiempo experimentó una crisis con la escuela de artes y se retiró para dedicarse enteramente a trabajar como Director de Arte de la agencia de publicidad McCann Erickson entre 1946 y 1951.

Decidió volver a la escuela en las tardes, pero para sacar el profesorado en educación artística y artes gráficas, que era cónsono con su trabajo creativo de aquel momento.

En la mesa redonda «El Farol y la imprenta», que fue el resultado de una conversación entre Enrique Puig-Corvé, Gerd Leufert, Nedo y Carlos Cruz-Diez como los artistas gráficos que pasaron por la revista, éste decía: «Recuerdo que trabajé por primera vez como diagramador en Elite y eso fue una lucha tremenda. Tenia conceptos rudimentarios de diagramación. Yo era pintor o mejor, alumno de la Escuela de Artes Plásticas antes que otra cosa. Cuando quería realizar una idea que no fuera la rutina tenía que enfrentar problemas enormes. Había que luchar con el prensista, el tipógrafo, el cajista o el impositor que consideraban que lo importante eran los conocimientos técnicos que ellos tenían. Ellos sabían de puntos tipográfico, de los espacios, de las picas, todos los secretos del oficio de imprenta y uno era el advenedizo que no sabía nada de nada y quería simplemente jugar con todo aquello.

Diseño para la cultura

Al cabo de seis años se retiró de la publicidad para trabajar como ilustrador de la Dirección de Cultura y Bellas Artes el Ministrio de Educación de Venezuela, donde diseñó libros y revistas monográficas dedicadas a poetas venezolanos. El estilo visual de las portadas estaba conectado con su serie de «Parénquimas», formas que exhibían la evolución de su obra plástica hacia la abstracción.

En 1952 hizo las ilustraciones de los libros de bolsillo de la Biblioteca Escolar, cuya figura central era Fermín Toro. También destacó la edición especial a Pablo Neruda, publicada en 1959.

A lo largo de su trayectoria, Cruz-Diez diseñó más de 200 libros y también afiches culturales desde los cincuenta.


Formador de artistas gráficos

En 1955 se muda transitoriamente a Europa y en 1957, regresa a Caracas, donde funda el Estudio de Artes Visuales, dedicado al diseño gráfico e industrial.

Carlos Cruz-Diez también fue promotor del diseño industrial en nuestro país. En una entrevista concedida en el 2002 dijo: «Cuando el país aumentó de población y creí que nos habíamos modernizado, me pareció lógico que, en la medida de las posibilidades, produjéramos objetos utilitarios diseñados por nosotros mismos, contrariamente a la práctica que venía ejerciendo la industria local, de comprar viejos moldes y diseños en los países desarrollados y hacerlos pasar como producto venezolano. Lo consideraba humillante, pues el diseño es producto de la inteligencia y yo consideraba que el venezolano era inteligente y capaz de dar soluciones apropiadas a sus hábitos, a sus costumbres y su manera de ser y no adaptarse a soluciones impuestas del exterior».

En su rol docente, Cruz-Diez fue facilitador de los cursos de la sección de artes gráficas de la Escuela de Artes Plásticas Cristóbal Rojas a partir de 1958, bajo la dirección de Luis Guevara Moreno.

Al respecto Cruz-Diez relataba que las clases las impartía junto a Gerd Leufert. “La adquisición (de Leufert) fue fabulosa y el resultado con los alumnos tan interesante, que con sus trabajos, hicimos una exposición de fin de curso que tuvo gran repercusión”.

Asímismo, entre 1958 y 1960 se desempeñó como profesor de diseño tipográfico en la Escuela de Periodismo de la Universidad Central de Venezuela.

Promotor del diseño

Aunque a partir de 1960 se dedicó completamente al arte, Cruz-Diez siempre estuvo pendiente de apoyar e impulsar el diseño en Venezuela.

Siguió haciendo incursiones esporádicas en el diseño, creando afiches y revistas, como lo fue la edición de El Farol de la serie «La calidad de vida», en 1974, junto a Sergio del Bianco.

Y para 1986, cuando presidia la Unidad de Arte de la Fundación Instituto Internacional de Estudios Avanzados (IDEA), organizó el Debate sobre la situación del diseño en Venezuela, cuyas memorias quedaron registradas en un valioso librillo que retrata qué ocurría con el diseño industrial venezolano en esa época.

Su lectura revela que el colectivo venezolano es como una serpiente que se muerde la cola en un «loop» eterno.


El Museo

Otro gran aporte de nuestro maestro del cinetismo al diseño es la creación del Museo de la Estampa y el Diseño que lleva su nombre, abierto al público desde 1997, del cual fue presidente vitalicio. Al respecto de la institución, reveló en una entrevista publicada en 2011 en el blog Diseño en Venezuela:

«Cuando me propusieron crear un Museo Cruz-Diez, me negué argumentando que no deseaba un Mausoleo en vida. Me pareció más importante crear una institución para darle jerarquía y trascendencia a dos actividades de la inteligencia del hombre: la multiplicación de la imagen y el diseño. Desde las tabletas de arcilla de Babilonia, pasando por los impresos de Gütemberg hasta el dinero plástico, la estampación de los caracteres y de la imagen, han sido el medio más poderoso para difundir el conocimiento y la información.

Por eso insistí en la creación del Museo de la Estampa y el Diseño Carlos Cruz-Diez, como una oportunidad abierta a los diseñadores y grabadores para estimular su producción y darla a conocer, además de informar a la colectividad de la importancia de estas dos actividades en el progreso social y cultural de la humanidad. Como uno de los objetivos principales del museo, pensé en la importancia de la implicación social que conlleva servir de vitrina a la industria nacional, para que el venezolano y el mundo, se enteren de lo que somos capaces de producir, dado que hasta ahora, aparte de las bebidas alcohólicas, nadie sabe ciertamente que está hecho en Venezuela y que no».

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