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Concepto, imagen y materialidad son la esencia de un buen fotolibro

La diseñadora venezolana Faride Mereb y la fotógrafa dominicana Erika Morillo se han unido en Nueva York para trabajar en este formato que las apasiona.

Serie «Diseño de Fotolibros». Parte 2

La diseñadora

En enero de 2020, la diseñadora Faride Mereb presentó en el Center for Book Arts de Nueva York el nuevo título de su editorial Letra Muerta: el fotolibro The Private Life of Rag Dolls, con textos del recordado periodista y humorista Aquiles Nazoa, prólogo y traducción de Luis Moreno Villamediana.

Este impreso es apenas una ínfima muestra del trabajo de Mereb en el mundo del fotolibro. De hecho, ella señala que desde que se mudó a los Estados Unidos, ha diseñado 7 u 8 para clientes privados, que se suman a los dos que había hecho en Venezuela, aunque debemos reconocer que los libros de poesía de Letra Muerta ya de por sí integran fotografías seleccionadas, catalogadas y digitalizadas durante la investigación en archivos realizada por Mereb. En Caracas, ya coqueteaba con los fotolibros.

En Nueva York la diseñadora venezolana ha hecho equipo con la fotógrafa dominicana Erika Morillo, tanto para la producción de publicaciones, como para dictar talleres sobre el fotolibro como fenómeno creativo.

La fotógrafa

Erika Morillo nació en República Dominicana, pero desde hace casi 20 años reside en Nueva York. Trabaja en la biblioteca del International Center of Photography (ICP), donde más allá de hacer curaduría y reseñas de los libros que muestran en las redes sociales de la institución y atender al público, Morillo ha desarrollado su propio trabajo artístico utilizando la fotografía como vehículo de expresión.

Su iniciación en el fotolibro se tituló All of Them (2017): «Una historia que era urgente contar, pues era la historia de mi papá, que desapareció durante el gobierno de Balaguer en los años ochenta. Nunca se encontró su cuerpo y mi madre lidió con el dolor desechando todas sus fotografías. Yo crecí con la añoranza de tener su imagen y busqué fotos en archivos familiares ante la urgencia de dialogar con mi papá desaparecido, y hacer algo con ese limbo que ocasionó su ausencia».

Como resultado combinó las pocas fotografías que le facilitaron sus parientes con otras encontradas, para generar un diálogo entre ellas.

All of Them tuvo una excelente acogida, tanto en su país natal como en los Estados Unidos. De hecho, este trabajo fue el tema de su segunda exposición individual. Le abrió las puertas del ICP y le valió la invitación a un panel sobre fotografía vernácula en el NY Art Book Fair en el MoMA.

El encuentro

Cuenta Faride Mereb que conoció el fotolibro All of Them durante un viaje que hizo a República Dominicana.

Luego, durante la exposición individual de Erika titulada «Umbral», presentada en la Galería Casa Quien en Santo Domingo, el curador venezolano Gerardo Zavarce le habla de Faride y propone que se conozcan, porque ambas residen en Nueva York.

De aquel encuentro se concretó una posterior reunión de consultoría y luego, las colaboraciones. «El trabajo fotográfico de Erika me parece excepcional», opina Mereb, mientras que Morillo considera que «aunque Faride no es fotógrafa, tiene apreciaciones y conocimientos extensos sobre fotografía».

Este par de mujeres creativas se ha juntado como un equipo especializado en fotolibros, encargándose Morillo de la secuencia -de hecho, asesoró la secuencialidad de The Private Life of Rag Dolls-, mientras que Mereb como diseñadora es quien asume la materialización de la obra editorial.

Iniciando la cuarentena, conversaron en un Instagram Live sobre el fotolibro venezolano y mostraron ciertos «libros insignes» que están en la colección de la biblioteca del ICP. Entre ellos consideraron Sistema Nervioso de Barbara Brändli, Karakarakas y Retromundo de Paolo Gasparini.

En la onda colaborativa realizaron el segundo fotolibro de Erika Morillo, Umbral (2019).

Visiones que se complementan

¿Cómo se desarrolló la colaboración para el fotolibro Umbral?

Mereb: La colaboración fue un poco caótica. Yo trataba de depurar las ideas para que fuese cohesivo, porque me di cuenta de que Erika tenía varios libros en la mente.

Cuando me contactan para diseñar un fotolibro, hay principalmente dos opciones: la primera, «ahí tienes las fotos, haz lo que tú quieras» o «quiero hacer exactamente esto», que es muy frustante para mí.

La otra opción es como esto, una colaboración. Cuando intercambias con el fotógrafo, hay un mejor resultado. Umbral fue un verdadero parto, que aunque no salió con el nivel de detalle que queríamos, quedó lindísimo. Estoy orgullosa.

Morillo: Umbral trata sobre la maternidad y la relación con mi hijo, un tema de apego personal que necesitaba la visión de otro, para entender mi visión sesgada y saber si lo que deseaba comunicar, llegaba a los demás. Inicialmente quería hacer cosas muy sentimentales que no necesariamente conectaban con el otro.

Tener un editor que pueda ver las cosas desde cierta distancia ayuda en proyectos tan personales, por un lado, y por el otro, hacer un fotolibro es un proceso colaborativo donde todo debe estar al unísono. El diseño no es algo que se le añade al final.

También debo decir que Umbral fue un libro autopublicado. Autopublicar te da libertad, me he enamorado de ello por las posibilidades que representa.

En nuestros talleres motivamos a las personas a hacerlo. Les decimos que por el hecho de no tener presupuesto grande ni editor, eso no significa que no puedan materializar su proyecto. Les enseñamos que hay muchas maneras de hacerlo.

Entonces, en sus talleres animan a los participantes a autopublicar sus fotolibros. Háblennos sobre los talleres que dictan.

Mereb: Hay mucha pretensión en el mundo del fotolibro, pero lo que en realidad hace falta son ganas. Si quieres contar tu historia, siempre existen maneras de publicarla.

En nuestros talleres hablamos de «Publicar vs. Autopublicar», incluyendo una lista comparativa de pro y contras en todas las etapas, desde la conceptualización, pasando por el diseño, la promoción y la materialización. Al final, son tantos los puntos a favor de la autopublicación, que la siguiente lámina dice: «Vamos a Autopublicar».

En el caso de Letra Muerta, no hay margen de ganancia millonario, pero nos permite seguir publicando.

Morillo: Nosotras creamos una lista robusta de ejemplos y preferencias, donde mostramos desde fotolibros «rudimentarios» y caseros, hasta los lujosos y más elaborados. No nos quedamos en el coffee table nada más.

Compartimos en nuestros talleres referencias de lo que es posible. Uno de nuestros ejemplos es un fotolibro que se estructura completamente con una sola foto.

También alentamos a experimentar, comentando fotolibros hechos en diferentes materiales o que se despliegan de maneras inusuales.

Mereb: Muchos de los talleres de fotolibros online están segmentados en temas específicos. Nuestra visión en cambio, es bastante inclusiva. Ofrecemos múltiples perspectivas en cuanto a proveniencia, género, etnicidad y hasta sistemas de escritura.

No nos circunscribimos sólo al diseño, sino que abordamos el contenido, si la obra va traducida, si es bilingüe, si está escrito en un alfabeto diferente al latino, es decir, temas que la gente no suele considerar.

Morillo: Nosotras revisamos cómo funcionan imagen y texto en el fotolibro, pues cada una tiene un background diferente. Faride desde su perspectiva en la literatura y yo desde la lectura de la fotografía. Yo he tomado muchos talleres sobre fotolibros, pero cuando quería incluir texto o escritos, siempre era mal visto, pues en estos suele insistirse en que las fotografías deben sostenerse y hablar por sí mismas.

Esa es la visión purista, la que sostiene que hay que dejar que la foto «hable», pero hay riqueza de ejemplos que contradicen esta postura, como un fotolibro sin fotos que presentamos en nuestro taller, donde sólo hay textos que conducen a imaginar las fotografías, que sí existen.

Mereb: El fotolibro depende de lo que el autor quiera decir y cómo lo quiere decir. Hay autores que escriben mientras toman las fotografías. También hay casos como el de la fotografía vernacular o la de archivo familiar que van de la mano con textos.

Lo que hacemos en el taller es comprender el fotolibro en toda su amplitud con un enfoque inclusivo, indicando que cualquier persona puede hacer un fotolibro: no hay límites.

Morillo: Sí, esto es importante y quiero añadir algo sin sonar feminista… El 95% de los talleres sobre fotolibros que he tomado son dictados por hombres, de los cuales, entre 75 y 85 por ciento son hombres blancos, lo que señala que históricamente, el hombre blanco ha liderado el área.

Para diversificar, me he interesado por conocer el trabajo de editoriales en Latinoamérica, como Ediciones de a Poco en República Dominicana, Inframundo en México y Raya Editorial en Colombia, para conocer otras miradas y resultados desde otros contextos.

Actualmente estoy trabajando en un fotolibro hecho totalmente en casa. No sabes cuánto he molestado a Faride para que no salga «crafty»… quiero hacer la impresión y la encuadernación, todo manual. Queremos tumbar la idea de que un fotolibro casero no tiene calidad.

En este punto es importante conocer qué es para ustedes el fotolibro, ¿cómo lo definen?

Mereb: Un libro con fotos no es necesariamente un fotolibro. Debemos diferenciar un ensayo a un coffee table de tapa dura, pero cuidado, no es excluyente, porque un coffee table book puede ser un fotolibro.

También hay que distinguirlo de un libro de artista, que aunque tenga fotos, va a depender de varios factores en su formulacíón, el mensaje que quiere transmitir, el tiraje, la subjetividad y la materialidad en general.

Morillo: El fotolibro es un medio para dar un mensaje, es un vehículo. El punto clave es que debe ser muy visual, aunque puede contener textos. Los fotolibros exitosos parten de la necesidad del autor.

En el fotolibro deben trabajar al unísono «concepto, imágenes y materialidad», que son sus tres partes esenciales. Cuando estos tres elementos entran en comunión, el resultado es casi mágico.

El concepto debe ser sólido para determinar cómo se eligen y secuencian las imágenes que lo expresarán en una materialidad elegida en cuanto formato, color y medidas, para que el lector disfrute la experiencia y absorba los conceptos emitidos.

Mereb: Voy a decir algo un poco naif. El fotolibro es un mundo chiquito de alguien que expresa una idea, una instancia. Lo principal es que es un cuerpo de trabajo diferente a ver la fotografía en la sala de un museo, pues te permite observarla en la intimidad de tus manos.

También me atrevo a definirlo diciendo lo que no es:

No es un álbum.

No es un depósito de imágenes.

No es un bloque de papel sobre una mesa de adorno.

Hacia Latinoamérica

Como dominicana, Erika Morillo ha incluido entre sus objetivos de vida, enriquecer la cultura del fotolibro en El Caribe.

Luego de la buena receptividad obtenida con All of Them, en 2018 fue invitada a la Primera Feria de Fotolibro y Libros de Artistas en República Dominicana, Junta de Libros Vecinos, organizada por la Galería Casa Quién y Ediciones de a Poco, en la que participaron representantes de Barbados, Colombia, Costa Rica, Haití, Nueva York, Puerto Rico, República Dominicana y Trinidad y Tobago.

Erika recalca la importancia del trabajo de las editoriales pequeñas en El Caribe, y su deseo de colaborar con estas. «Me encanta el trabajo de Ediciones de a Poco, la iniciativa de David Puig que publica ficción, poesía y libros visuales desde la República Dominicana.

David vive en Bélgica y con sus recursos ha logrado sacar tirajes pequeños de libros de fotos en República Dominicana. Faride, por su parte, ha colaborado con Ediciones de a Poco como diseñadora de los cinco chapbooks de la nueva colección -Ediciones Paralelas-, en los que la venezolana ha disfrutado otra de sus pasiones: los libros traducidos, pues la serie se ha trazado la misión de llevar poesía del árabe al inglés y el español.

El taller online

La cuarentena no ha sido óbice para los talleres que dictan Faride Mereb y Erika Morillo por Zoom.

Entre sus propuestas está «Design your own Photobook: Review & Feedback», que forma parte de la oferta formativa del Center for Books Arts. La próxima fecha de inicio es el 12 de septiembre.

El taller se ofrece para grupos de 12 personas. El contenido se divide en dos partes que incluyen:

  1. Secuencia, diseño y materialidad.
  2. Técnicas de producción y publicación.

No tienen una tasa fija para la inscripción y ofrecen dos becas: una para un venezolano y otra para un dominicano.

Para más información, se recomienda ingresar a la plataforma Eventbrite. Aquí, basta con teclear en el buscador el nombre de las facilitadoras, para que aparezca éste y otros workshops que ellas dictan en la actualidad.

Para más información, en Instagram:
@fmereb
@erikamorillo
@icplibrary
@centerforbookarts

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