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El diseño reinterpretado de la silla más popular de Latinoamérica

La silla de cabilla y tejido plástico tiene amplia presencia en los pueblos venezolanos. Su diseño también forma parte del patrimonio de Colombia y México.
Por Elina Pérez Urbaneja

Hace años redacté para el suplemento Espacios que editaba El Nacional un artículo sobre la Monobloc Chair, conocida en Venezuela como “Silla Manaplas”, por la empresa que la fabrica y comercializa. Es quizás el asiento de plástico más difundido en el mundo por su bajo precio.

Otro asiento ampliamente difundido en nuestro país es el de estructura de cabilla con tejido de tiras de plástico pvc, llamada popularmente “silla de porche”, porque lo usual es que se coloque en ese espacio de la casa.

Lo más llamativo de estas sillas son las tramas del mimbre de colores entrelazadas artesanalmente. De su correcto trenzado y anudado depende la capacidad de soportar el peso de la persona sentada.

Silla Acapulco.
Acapulco celebrity

En México el modelo más extendido de este tipo de silla se llama Acapulco, porque se originó en el famoso balneario del estado de Guerrero. Aunque se desconoce quién la diseñó originalmente, se volvió sinónimo de glamour en los años cincuenta, época en la que las playas del Pacífico mexicano eran el destino vacacional favorito de las estrellas de Hollywood.

No obstante, se indica en la página www.sillaacapulco.com que la marca Acapulco nació hace 67 años de la mano del artesano José Cortés, quien en 1982 se mudó a Guadalajara, donde reinstaló el taller en el que aún produce y comercializa estas sillas a nivel internacional.

No obstante, hay otras empresas que las fabrican y que han generado variantes, así como otro tipo de piezas de mobiliario como tumbonas, bancos, mesas laterales y otomanas, bajo el mismo esquema constructivo del marco tubular soldado en acero.

Definitivamente Acapulco forma parte del patrimonio cultural material mexicano, igual que Condesa. Ambas han inflamando la imaginación de unos cuantos diseñadores que han reinterpretado su trama radial que originalmente tomó referencias mayas.

Hilar, diseñada en Colombia.
Silla del Caribe colombiano

En Colombia se mencionan las sillas de estructura metálica y mimbre de PVC como típicas de la costa caribeña. Las mismas son obras de artesanos diseminados en las zonas rurales. En la contemporaneidad su sintaxis ha sido tomada por los diseñadores industriales que han desarrollado a partir de ella emprendimientos llamativos como &Lar y Tucurinca.

&Lar (Hilar) es un dueto conformado por la fotógrafa Alexandra Larsen y el diseñador industrial Ramón Laserna, quienes han respetado el tejido a mano a la hora de concebir nuevos modelos que hasta han sido seleccionados por Artesanías de Colombia para representar su país en el Maison & Objects Americas en 2015.

Tucurinca es un proyecto socialmente responsable e inclusivo que fue creado por el diseñador industrial Rafael Zúñiga, quien se inspiró en los asientos que veía en la finca de su abuelo en la zona bananera de la región de Magdalena.

Zúñiga tomó como referencias los materiales, las prácticas manufactureras y el colorido folklore caribeño para sus diseños, lo cuales son realizados por personas que se han movilizado desde la región de Magdalena hasta Santa Marta huyendo del conflicto armado, la mayoría no posee conocimientos previos del tejido artesanal.

Silla «Miti-Miti», de la marca Tucurinca.



Lo interesante del catálogo de Tucurinca es la diversidad de tramas, algunas inspiradas en los patrones precolombinos como el modelo Ariguaní que revive las formas gráficas de la cultura Tairona. También han agregado innovaciones como la mecedora que incorpora balancines de madera o los tejidos de ratán natural y de fibra de hojas de banana, como corresponde al modelo Guineo.

Una simpática opción “mixta” es Miti Miti, que integra la fibra sintética con la natural, lo cual manifiesta procesos de investigación para desarrollar los productos.

Tropicalia es la versión de la española Patricia Urquiola.
Tropicalia chic

Aunque las sillas de cabilla formen parte de la tradición cultural de parte de Latinoamérica, es increíble que la gran referencia para muchos diseñadores jóvenes sea la colección Tropicalia que la diseñadora española Patricia Urquiola creara en 2008 para la firma italiana Moroso. Hizo falta la legitimación europea para que en nuestra región cayéramos en cuenta de las posibilidades creativas que ofrecía este tipo de mueble de origen humilde.

Curiosa es la marca española Mecedorama especializada en mecedoras hechas con la estructura de cabilla y los tejidos aprendidos de Rogelio, un artesano de la Guajira colombiana, mientras que en Italia el proyecto Marni causa furor desde el Milan Design Week 2012 por integrar la “experimentación de las formas con el trabajo de mujeres colombianas de zonas rurales”.

Mecedorama de España y proyecto Marni de Italia.
Las versiones venezolanas

Hace unos ocho años atrás, Grace Souky y Humberto Pappaterra desarrollaron una butaca llamada Olga, que se diferenció por el marco de madera.

En nuestro país ha resaltado la marca Gut, que fabrican los modelos Acapulco y Condesa, pero también opciones propias como la silla Miss Gut para comedor o escritorio.

El arquitecto José Jraige comenzó en Upata la línea de mobiliario tropical Caney, donde exploró con el doblado tubular y el entrelazado de las fibras sintéticas. Actualmente Jraige vive en Buenos Aires, donde ya comenzó a producirla.

Silla «Caney» del arquitecto José Jraige.

En fecha reciente nació IconProject, afianzada principalmente en versiones de Tropicalia, Acapulco y Condesa. De la sociedad inicial de dicho emprendimiento, se desprendió Intro Art Studio, liderado por la diseñadora industrial valenciana Fátima Méndez, a quien su profesión y experiencia previa en la industria del mueble española le ha permitido diversificar el catálogo. Actualmente ofrece los modelos Tramas, Roda, Maca y Kubo.

Modelos de Introarts Studio.

Adicionalmente Intro Art Studio diseña sillas personalizadas con marco tubular y cintas de pvc que pueden seleccionarse entre un espectro de 20 colores. Entre los proyectos especiales, está un asiento colgante tipo columpio, creado especialmente para un local en Valencia, que ha bautizado como Vento.

La silla de cabilla es versátil ante los ojos de los diseñadores de producto y los diseñadores de interiores que la están apreciando como un objeto de estilo, ¡larga vida a la silla de cabilla!

Sillas de porche fabricadas en Táchira.

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