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Rosi Milgrom: «el diseñador tiene una responsabilidad social»

Rosi Milgrom se desempeñó como directora de arte en editorial Santillana y hoy se erige como especialista del diseño para la información y la arquitectura.

El diseño editorial para la educación primaria y secundaria no ha sido un campo rutilante para las compilaciones y exposiciones que se han hecho hasta ahora sobre el diseño gráfico venezolano. Sin embargo, los libros con los que aprenden nuestros niños y adolescentes son elaborador por equipos multidisciplinarios que comprenden desde docentes, hasta fotógrafos, ilustradores y diagramadores.

Nuestra entrevistada egresó como diseñadora industrial del Instituto de Diseño Caracas, pero no lo ha ejercido, porque ya estudiando los últimos meses de la carrera se dio cuenta de que en realidad hubiera preferido sumergirse en el universo visual desde el principio.

No obstante, con el diploma en mano, se estrenó laboralmente como diseñador gráfica en una imprenta. Casi veinte años después considera que esa fue la mejor decisión, porque allí aprendió a montar un arte final también vio cómo se plasman sobre la materialidad del soporte, las formas creadas en una computadora.

Rosi Milgrom es judía, dato relevante para entender que en el año 2000 obtuvo una beca para estudiar durante cuatro años Historia del Arte y Literatura Latinoamericana en la Universidad Hebrea de Jerusalem. Aplicó porque sentía la necesidad de formarse con criterios académicos formales, adentrándose en la teoría y analizando, a través de las artes, las nociones de concepto, estilo, color.

Como la cobertura de la bolsa de estudios no era del 100%, le tocó obligatoriamente trabajar. “Mis padres me dijeron que no me iban a costear el resto y que si me iba, debía buscar mi propio sustento”, relata divertida, porque reconoce que “en esa época yo era muy atrevida y rebelde y me lancé”.

Cuenta Milgrom que estuvo a su favor el hecho de que Israel es un país de inmigrantes. “Apenas llegué, comencé a trabajar como mesonera y ganaba muy bien gracias a las propinas, pero yo lo que quería era hacer lo que me gusta”.

Aproximadamente a los seis meses de su llegada, cuando ya dominaba el hebreo, introdujo su curriculum en una agencia de diseño gráfico e imprenta ubicada en el centro de Jerusalén. Fue un reto, porque le correspondió diagramar en un idioma que se escribe de derecha a izquierda, además de adaptarse al gusto de los israelíes, que es diferente al de los latinoamericanos. Explica la diseñadora: “ellos plasman los mensajes de forma directa, sin mucho ornamento, porque su cultura es de ir al grano, sin rodeos”.

Más adelante la emplearon en la oficina de diseño de la universidad: “me tocaba ponerme de acuerdo con los profesores para diseñar de todo un poco, pero sobre todo promociones para actividades académicas”.

El secreto profesional de Rosi Milgrom ha sido analizar su entorno, o como señala: “observación y problematización. Para adaptarme a lo que se hacía a nivel gráfico en Israel, compraba diarios y revistas y las estudiaba para entender cómo era su lenguaje visual”.Luego se mudó para Haifa, integrándose laboralmente en Gestelit, la imprenta más importante de la ciudad. Allí aplicó otra vez su método de “observación y problematización” y salió airosa. En el 2007 inició la guerra del Líbano y para Milgrom, fue el momento de regresar a Venezuela.

Diseño para la educación

Cuanto Rosi Milgrom me contactó, lo primero que me llamó la atención es que en su hoja de vida resalta que desde hace más de 17 años se dedica a la creación de materiales informativos y educativos. Entonces leí que fue directora de arte de la editorial Santillana, y al ver su portafolio vi varios de los libros de primaria que usó mi hijo, que me parecían muy bien concebidos a nivel visual.

De hecho, ella acudió a la entrevista con un ejemplar de Enlace y otros libros que también conocía de antemano.Al retornar al país, ingresó como Directora de Arte de la editorial Santillana, donde pasó a coordinar un equipo de trabajo constituido por 25 personas. “La experiencia que acumulé en Israel me llevó a asumir con éxito ese reto”, asegura.

Toma en sus manos la enciclopedia Enlace y dice: “Cuando comencé a trabajar en Santillana, comencé analizando lo que se hacía en las otras sedes latinoamericanas y a nivel global, también lo que hacía la competencia acá y afuera, así actualicé mis referencias. Entonces me forjé ideas de lo que debía hacer. En el proyecto de Enlace, conocí a alguien que me enseñó mucho, el profesor Arnaldo Esté, quien siempre recalca que en la educación, la participación no es una opción, sino una obligación. Con esas ideas en la cabeza, conversé mucho con los asesores pedagógicos, para traducir, por medio del diseño, los conceptos que ellos desarrollaban en los textos”.

Si analizamos la estructura de Enlace, lo primero que resalta es la limpieza de su diseño, gracias al predominio de los blancos que brindan frescura y orden visual. La tipografía complementa este estilo, trascendiendo la selección de las fuentes. “Si se fijan bien, ningún texto está cien por ciento negro, sino en 80% gris, porque el negro es el equivalente a gritar, mientras que el gris me lleva visualmente a la conversación fluida”, indica Milgrom. 

La gama de colores fue estudiada y se aplica sistemáticamente en estos libros como códigos de identificación y diferenciación de contenidos. También es notoria la coherencia visual en el manejo de un mismo estilo de ilustración, aunque las mismas hayan sido realizadas por diferentes dibujantes. Por último –que en realidad es el aspecto esencial–, la distribución del contenido en estos libros de primaria es infográfica, manejada inteligentemente a través de la síntesis gráfica.

La directora de arte considera que la infografía como herramienta contribuye a establecer la conversación entre el docente y los niños.Si bien los logros alcanzados por Rosi Milgrom fueron importantes, porque permitieron actualizar la producción de Santillana en nuestro país, ella siempre está revisando qué se hace en el mundo en materia de ediciones para la educación, y desde ya propone cómo deberían ser los libros del 2020. Los mismos tendrán que replantear la actitud ante la educación, para que ésta sea un proceso natural y no parezca una obligación.

Las recomendaciones

Rosi Milgrom salió de Santillana en el 2010 para irse durante un año junto a su esposo e hijos a Monterrey. Confiesa que en México disfrutó de imágenes enriquecedores y exquisitamente diseñadas. Nuevamente en Venezuela, abrió su propia empresa, Concepto Gráfico, con la que desarrolla proyectos para diferentes países.

A lo largo de nuestra conversación Milgrom ha mencionado varias recomendaciones que han surgido de su experiencia laboral. Copiamos algunas:

  1. Un diseñador editorial es integral. Debe ser lector y se alimenta de la observación, la problematización, hablando y escuchando.
  2. El diseñador debe ser como un coach: “Debe evitar hacer lo que le dicen, eso no sirve. Debe hacer lo que el cliente necesita, como si fuera un médico”.
  3. El trabajo más difícil, pero más fructífero para un diseñador, es conversar con su cliente. “Escucha a tu cliente, él te busca porque necesita ayuda”.
  4. A los estudiantes les digo: “vayan a la calle, trabajen en el área. En mi caso, la sensibilidad me la pulió el trabajo en las imprentas”.
  5. La información puede estar clara, pero si no es atractiva, no llega.
  6. El diseño gráfico SIEMPRE debe sustentarse sobre el concepto.

A fin de cuentas, para Rosi Milgrom el diseñador gráfico contribuye con la cultura de las personas en su entorno, por lo tanto, posee «una responsabilidad social visual».

Más info:  https://www.rosimilgrom.com/

Publicado originalmente el 25 de septiembre de 2017.

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