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Dossier: Colocamos la lupa sobre las exposiciones del mueble venezolano

En 2022 se reactivaron en Caracas las exposiciones feriales del mueble, cuyo fulgor ha palidecido a consecuencia de las crisis que ha padecido el país.

Por MSc. Elina Pérez Urbaneja.

La «Venezuela que se arregló» está escindida en dos países: el que tiene real parejo, versus el depauperado. Pareciera no existir términos medios. Que nadie se engañe.

La crisis ha afectado la dinámica de los diferentes sectores del país, entre ellos, el sector del mueble. Para muestra, un botón: en Caracas, mientras en la urbanización Las Mercedes se reproducen las tiendas que ofrecen muebles de gama media y alta importados, la oferta del mueble nacional presente en las exposiciones comerciales es muy distinta.

Cuando hay diseñadores de por medio, se nota la diferencia: uno de los stands con oferta diferente es el de +Mhor.

En estos días, al ingresar a la primera exposición del mueble 2023 noté enseguida que la mayoría de los stands son idénticos a los del año pasado… Casi todo es repetido, a excepción de tres fabricantes que presentan una oferta diferente en cuanto a diseño y calidad de acabados y exhibición.

Si revisamos en Latinoamérica, Brasil posee una robusta industria del mueble, con plantas como ésta, de Unicasa.
El diagnóstico

El arquitecto Alejandro Méndez, que pertenece a una saga familiar con trayectoria en el diseño y fabricación de mobiliario, ofrece un diagnóstico nítido: Las ferias del mueble se han estancado por la propia situación del país.

Se innova cuando la estructura económica y social es estable. «Cuando se tiene un país que produce y tiene una buena educación, se crea un nuevo sistema y al consumidor le surgen más opciones, y siente que puede explorar a su gusto».

Méndez prosigue: «Si gano muy bien y tengo empresas que compiten por captarme, voy a comprar a la que más conecte conmigo, y allí arranca la inversión a la invención y el diseño. Ese es el reflejo de la Feria de Milán, una lucha por presentar innovación para captar».

«En Venezuela, desde el 2000 en adelante, las viejas generaciones han tratado de mantenerse ganando plata», señala el joven arquitecto, que ha creado una startup llamada Mobi, en la que el usuario puede crear a la medida mobiliario modular que puede mandar a fabricar online.

La generación que Méndez denomina «la vieja escuela», aún está tratando de sacar provecho a sus fábricas, aunque lo que desea es retirarse. Se trata de gente mayor sin hijos, por ende, sin relevo, lo cual explica la falta de evolución del sector. «Si dejas de pensar en la innovación del diseño, crear prototipos e inventar, el sector se estanca, porque no se sale de la zona de confort», explica Méndez.

En México, hay fábricas que integran a los diseñadores a través de concursos, como Vértice, colección promovida por Tecnotabla y Haus MX.

Por eso es que nuestras exposiciones del mueble no están promoviendo a los nuevos diseñadores, porque se van a lo seguro: quien tiene los reales para pagar los stands es la vieja escuela. Los jóvenes no tienen acceso a crédito, las alcaldías están machacando fuerte por dinero y hay incertidumbre con los proveedores. «Como las condiciones del contexto son inestables, entonces las ferias van a lo seguro», indica el joven arquitecto.

Como referencia, Alejandro Méndez menciona que en los años 90′, sus familiares podían facturar 2 millones de dólares en las tres ferias anuales, mientras que hace 6 años, la venta apenas alcanzaba para pagar el stand.

En Venezuela estamos viendo mobiliario brasileño de gama media, como el de la marca New.
¿A qué gama pertenece el mueble nacional?

El arquitecto Alexis Chacón, fundador de la firma Bauhs Kitchen, asevera que conoce bien las exposiciones feriales del mueble nacional, pues tuvo la oportunidad de participar en algunas hace años atrás.

Dice que a las exhibiciones locales asisten empresas que dominan la técnica y el oficio de la carpintería y la mueblería, considerándolas vitrinas donde se muestra lo más actual de lo que nuestras fábricas están haciendo y tienen un ambiente de competitividad sano, pues hay preocupación por presentar un stand bonito. «Todos hemos comprado allí un gavetero, un box, o hemos mandado a hacer algún mueblecito sencillo», hace notar.

Por otro lado, dice una arquitecta que prefiere quedar en el anonimato: «Veo que los materiales y los acabados son pobres. Yo que he ido a ferias internacionales, noto que éstas son más completas. Acá no da para tener stands muy grandes. Lo otro es que siempre veo lo mismo, es como ver exposiciones de 4 o 5 años atrás. Son siempre las mismas telas, los mismos sofás. Por ello me parece que es poco llamativo, porque siempre lo mismo».

En Brasil nació una exposición de diseño interior llamada CasaCor, que tiene lugar en recintos espectaculares.

Ella resalta: «Mucha de las cosas que he visto son de gama baja por la calidad de las costuras y de las telas. Por eso nos vemos obligados para asegurar resultado de calidad en nuestros proyectos de interiorismo, a adquirir mobiliario gama media, que actualmente tiene precio muy similar al de acá, pero de mejor calidad».

Desafortunadamente, los diseños de las mueblerías nacionales no están totalmente sincronizadas con el diseño actual internacional, por eso es muy difícil para el arquitecto, ofrecerlos en sus proyectos, prefiriendo, comprar muebles importados o diseñar a la medida y mandar a fabricar con el taller de carpintería de su confianza.

Volvemos a tomar como ejemplo el sector del mueble de Brasil, que exporta buen diseño y acabados de calidad, como el Bar Mudra de Saccaro.
¿Posibles vías de cambio?

Las empresas tradicionales tienen un producto que no es muy competitivo, pero que puede suplir la necesidad, asevera Alexis Chacón, quien también subraya un fenómeno reciente: «El arquitecto se ha dado cuenta de que puede experimentar en el interiorismo, que es un área muy bien pagada. De 15 años para acá los estudios de arquitectura están explorando esos espacios muy ricos para explotar».

Los nuevos estudios creados por arquitectos y diseñadores que abordan el interiorismo, en cambio, si están preocupados por crear productos de gama media y de gama alta, pero no tienen presencia en las exposiciones feriales, porque nos da la impresión de que esos espacios no suscitan su interés.

Alexis Chacón resalta que el fabricante de muebles nacional no se ha dado cuenta de que puede explorar ese nicho profesional, convirtiéndose en maquila de los arquitectos o profesionales interesados en desarrollar productos con diseños diferentes y actuales. «Lo que se aspira es que las ferias puedan crecer y que se presenten otras empresas», comenta.

Para Alejandro Méndez, una posible vía de cambio es que la industria entienda el problema del usuario, lo resuelva y le ofrezca no sólo la solución o las opciones, sino también una narrativa que eleve el producto a algo aspiracional y a un icono de culto.

No obstante, es vital el punto mencionado inicialmente: «para que haya una evolución en el diseño tienen que darse las condiciones en el contexto».

Un ejemplo más, del alto nivel alcanzado por el mobiliario brasileño. Una ruta a seguir.
El cierre: Para el crecimiento/evolución del diseño se necesita

– Educación.
– Estructura económica estable.
– Cultura.
– Inversión en desarrollo de proyectos.
– Energía competitiva sana en el mercado.
– Experiencia.
– Infraestructura adecuada de exhibición.
– Público cautivo.

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